Nueva Biblia Latinoamericana
Y una voz salió de la nube, que decía: "Este es Mi Hijo, Mi Escogido; oigan a El." (Lucas 9:35)
Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Ellos mantuvieron esto en secreto; por aquellos días no contaron nada de lo que habían visto. (Lucas 9:36)
Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del monte, una gran multitud Le salió al encuentro. (Lucas 9:37)
En ese momento un hombre de la multitud gritó: "Maestro, Te suplico que veas a mi hijo, pues es el único que tengo,
y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da gritos, y el espíritu hace que caiga con convulsiones, echando espumarajos; y cuando lo estropea, a duras penas se aparta de él. (Lucas 9:39)
Entonces rogué a Tus discípulos que echaran fuera ese espíritu, y no pudieron." (Lucas 9:40)
Jesús les respondió: "¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con ustedes y he de soportarlos? Trae acá a tu hijo." (Lucas 9:41)

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Fe persistente (Mateo 15)
En Mateo 15:21-28, se relata la historia de una mujer gentil que busca la ayuda de Jesús para sanar a su hija. A pesar de inicialmente negarse, la mujer persiste y demuestra una gran fe hasta que Jesús la reconoce y sana a su hija. La historia demuestra la importancia de la fe persistente y dejarla como una herencia para aquellos que vienen después de nosotros. Además, se destaca la importancia de la oración y el crecimiento espiritual en nuestra relación con Dios.


Lucas 9:38 - Referencia Cruzada

Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y Me mirarán a Mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito. (Zacarías 12:10)
Entonces una mujer Cananea que había salido de aquella región, comenzó a gritar: "Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada." (Mateo 15:22)
Y cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban fuera a un muerto, hijo único de su madre, y ella era viuda; y un grupo numeroso de la ciudad estaba con ella. (Lucas 7:12)
Entonces llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga. Cayendo a los pies de Jesús, Le rogaba que entrara a su casa; (Lucas 8:41)
Y respondimos a mi señor: 'Tenemos un padre ya anciano y un hermano pequeño, hijo de su vejez. Su hermano ha muerto, así que sólo queda él de los hijos de su madre, y su padre lo ama.' (Génesis 44:20)
Cuando él oyó que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a Su encuentro y Le suplicaba que bajara y sanara a su hijo, porque estaba al borde de la muerte. (Juan 4:47)