Nueva Biblia Latinoamericana
Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: "Creo; ayúdame en mi incredulidad." (Marcus 9:24)
Cuando Jesús vio que la gente corría a reunirse, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, Yo te ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él." (Marcus 9:25)
Después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, el espíritu salió: y el muchacho quedó como muerto, tanto, que la mayoría de ellos decían: "¡Está muerto!" (Marcus 9:26)
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie.
Cuando Jesús entro en casa, Sus discípulos Le preguntaban en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?" (Marcus 9:28)
Jesús les dijo: "Esta clase con nada puede salir, sino con oración." (Marcus 9:29)
Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y El no quería que nadie lo supiera. (Marcus 9:30)

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En Marcos 9, Jesús encuentra a sus discípulos lidiando con un demonio que no pudieron expulsar. A pesar de haber sido autorizados por Jesús para hacerlo, estaban impotentes. Jesús confronta a la multitud incrédula y a los escribas, que representan el mundo incrédulo que critica a la iglesia. La palabra de Dios nos permite ver esta escena para aprender de ella. El poder de Dios fluye a través de un filtro llamado la fe, y si ese filtro no está limpio, ese poder no se transferirá a nuestras vidas y a nuestra realidad. La llave para el flujo del poder de Dios es la fe. El Señor diagnostica a la generación como incrédula, lo que obstaculiza el flujo del poder de Dios.


Dr. Roberto Miranda
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Marcus 9:27 - Referencia Cruzada

Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: "¿Ves algo?" (Marcus 8:23)
El se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía. (Marcus 1:31)
El le dio la mano y la levantó; y llamando a los santos (los creyentes) y a las viudas, la presentó viva. (Hechos 9:41)
Movido a compasión, extendiendo Jesús la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero; sé limpio." (Marcus 1:41)
Tomando a la niña por la mano, le dijo: "Talita cum," que traducido significa: "Niña, a ti te digo, ¡levántate!" (Marcus 5:41)
Porque Yo soy el SEÑOR tu Dios, que sostiene tu diestra, Que te dice: 'No temas, Yo te ayudaré.' (Isaías 41:13)
Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, (Hechos 3:7)