Nueva Biblia Latinoamericana
¿Te indignaste, SEÑOR, contra los ríos? ¿Contra los ríos fue Tu ira, Contra el mar Tu furor, Cuando montaste en Tus caballos, En Tus carros de victoria? (Habacuc 3:8)
Tu arco fue desnudado por completo, Las varas de castigo fueron juradas. (Selah) Con ríos hendiste la tierra. (Habacuc 3:9)
Te vieron los montes y temblaron, El diluvio de aguas pasó; Dio el abismo su voz, Levantó en alto sus manos. (Habacuc 3:10)
El sol y la luna se detuvieron en su sitio; A la luz de Tus flechas se fueron, Al resplandor de Tu lanza fulgurante.
Con indignación marchaste por la tierra; Con ira pisoteaste las naciones. (Habacuc 3:12)
Saliste para salvar a Tu pueblo, Para salvar a Tu ungido. Destrozaste la cabeza de la casa del impío, Descubriéndolo de arriba abajo. (Selah) (Habacuc 3:13)
Traspasaste con sus propios dardos La cabeza de sus guerreros Que irrumpieron para dispersarnos; Su regocijo fue como el de los que devoran en secreto a los oprimidos. (Habacuc 3:14)

Otras publicaciones relacionadas con "Habacuc 3:11":

Isaías Rivera
El Dios del río
El autor nos habla sobre la visión del río que Ezequiel tuvo en la Biblia y cómo podemos aplicarla a nuestras vidas, confiando en Dios completamente y dejando que Él tenga el control para llevarnos a lugares fructíferos.


Fabiana Manzewitsch
La obra extraña del Señor
En este artículo se habla sobre la obra extraña de Dios y cómo Él puede llevarnos a situaciones incómodas para obrar en nosotros. Se destacan dos pasajes bíblicos donde se enfatiza la importancia de la adoración y la sensibilidad a los vientos del Espíritu. El predicador anima a la congregación a buscar la presencia de Dios y estar atentos a Sus nuevas estrategias.


Habacuc 3:11 - Referencia Cruzada

Mientras huían delante de Israel, cuando estaban en la bajada de Bet Horón, el SEÑOR arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca y murieron. Y fueron más los que murieron por las piedras del granizo que los que mataron a espada los Israelitas. (Josué 10:11)
Pero por toda la tierra salió su voz, Y hasta los confines del mundo sus palabras. En ellos Dios puso una tienda para el sol, (Salmos 19:4)
Por el fulgor de Su presencia se desvanecieron Sus densas nubes En granizo y carbones encendidos. (Salmos 18:12)
Porque el SEÑOR se levantará como en el Monte Perazim, Se enojará como en el Valle de Gabaón, Para hacer Su tarea, Su extraña tarea, Y para hacer Su obra, Su extraordinaria obra. (Isaías 28:21)
Derramaron aguas las nubes, Tronaron los nubarrones, También Tus saetas centellearon por todos lados. (Salmos 77:17)
Haré que la sombra que ha descendido con el sol en las gradas de Acaz, vuelva atrás diez grados." Y la sombra del sol retrocedió diez grados en las gradas por las que había descendido. (Isaías 38:8)
Oh SEÑOR, inclina Tus cielos y desciende; Toca los montes para que humeen. (Salmos 144:5)