Todas tus fortalezas son higueras Cargadas de los primeros frutos; Si se sacuden, caen En la boca de quien las va a comer.
(Nahúm 3:12)Así es tu pueblo: sólo mujeres en medio de ti. Las puertas de tu tierra se abren de par en par a tus enemigos; El fuego devora tus cerrojos.
(Nahúm 3:13)Abastécete de agua para el asedio, Refuerza tus fortalezas, Métete en el lodo y pisa el barro, Toma el molde de ladrillos.
(Nahúm 3:14)Allí te consumirá el fuego, Te destruirá la espada, Te devorará como el pulgón. Multiplícate como el pulgón, Multiplícate como la langosta.
Has multiplicado tus mercaderes Más que las estrellas del cielo; El pulgón despoja y vuela.
(Nahúm 3:16)Tus oficiales son como la langosta, Tus jefes como nubes de langostas Posados sobre las tapias En un día de frío; Sale el sol, y se van, Y no se sabe donde están.
(Nahúm 3:17)Duermen tus pastores, Oh rey de Asiria; Tus nobles reposan. Tu pueblo está disperso por los montes Y no hay quien lo reúna.
(Nahúm 3:18)Otras publicaciones relacionadas con "Nahúm 3:15":
Nahúm 3:15 - Referencia Cruzada
El extenderá Su mano contra el norte Y destruirá a Asiria, Y hará de Nínive una desolación, árida como el desierto.
(Sofonías 2:13)Moisés extendió su vara sobre la tierra de Egipto, y el SEÑOR hizo soplar un viento del oriente sobre el país todo aquel día y toda aquella noche. Y al venir la mañana, el viento del oriente trajo las langostas.
(Éxodo 10:13)Lo que dejó la oruga, lo comió la langosta; Lo que dejó la langosta, lo comió el pulgón; Y lo que dejó el pulgón, lo comió el saltón.
(Joel 1:4)Aquí estoy contra ti," declara el SEÑOR de los ejércitos. "Quemaré y reduciré a humo tus carros, la espada devorará tus leoncillos, arrancaré de la tierra tu presa, y no se oirá más la voz de tus mensajeros."
(Nahúm 2:13)Entonces los compensaré por los años En que devoraban la langosta, El pulgón, el saltón y la oruga, Mi gran ejército, que envié contra ustedes.
(Joel 2:25)Así es tu pueblo: sólo mujeres en medio de ti. Las puertas de tu tierra se abren de par en par a tus enemigos; El fuego devora tus cerrojos.
(Nahúm 3:13)