No creyeron los reyes de la tierra, Ni ninguno de los habitantes del mundo, Que el adversario y el enemigo pudieran entrar Por las Puertas de Jerusalén.
(Lamentaciones 4:12)Pero a causa de los pecados de sus profetas Y de las iniquidades de sus sacerdotes, Quienes derramaron en medio de ella La sangre de los justos,
(Lamentaciones 4:13)Vagaron ciegos por las calles, Manchados de sangre, Sin que nadie pudiera tocar sus vestidos.
(Lamentaciones 4:14)¡Apártense! ¡Inmundos!" gritaban de sí mismos. "¡Apártense, apártense, no nos toquen!" Así que huyeron y vagaron. Entre las naciones se decía: "No seguirán residiendo entre nosotros."
La presencia del SEÑOR los dispersó, No volverá a mirarlos. Ellos no honraron a los sacerdotes, Ni tuvieron piedad de los ancianos.
(Lamentaciones 4:16)Aun nuestros ojos desfallecían, Buscar ayuda fue inútil. En nuestro velar hemos aguardado A una nación incapaz de salvar.
(Lamentaciones 4:17)Ponían trampas a nuestros pasos Para que no anduviéramos por nuestras calles. Nuestro fin se acercaba, Se cumplieron nuestros días, Porque había llegado nuestro fin.
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Lamentaciones 4:15 - Referencia Cruzada
En cuanto al leproso que tenga la infección, sus vestidos estarán rasgados, el cabello de su cabeza estará descubierto, se cubrirá el bozo y gritará: '¡Inmundo, inmundo!'
(Levítico 13:45)