Nueva Biblia Latinoamericana
En gran manera ha pecado Jerusalén, Por lo cual se ha vuelto cosa inmunda. Todos los que la honraban la desprecian Porque han visto su desnudez, Y ella gime y se vuelve de espaldas. (Lamentaciones 1:8)
Su inmundicia está en sus faldas; No consideró su futuro, Por tanto ha caído de manera sorprendente; No hay quien la consuele. "Mira, oh SEÑOR, mi aflicción, Porque se ha engrandecido el enemigo." (Lamentaciones 1:9)
El adversario ha extendido su mano A todos sus tesoros; Ciertamente ella ha visto a las naciones entrar en su santuario, A las que Tú ordenaste Que no entraran en Tu congregación. (Lamentaciones 1:10)
Todo su pueblo gime buscando pan; Han dado sus tesoros a cambio de comida Para restaurar sus vidas. "Mira, oh SEÑOR, y observa Que me están despreciando."
Ustedes, todos los que pasan por el camino, ¿no les importa esto? Observen y vean si hay dolor como mi dolor, Con el que fui atormentada, Con el que el SEÑOR me afligió el día de Su ardiente ira. (Lamentaciones 1:12)
Desde lo alto El envió fuego Que penetró en mis huesos. Ha tendido una red a mis pies, Me ha hecho volver atrás; Me ha dejado desolada, Desfallecida todo el día. (Lamentaciones 1:13)
Atado ha sido el yugo de mis transgresiones, Por la mano del SEÑOR han sido entrelazadas, Han caído sobre mi cuello. El ha hecho que me falten las fuerzas; El Señor me ha entregado en manos Contra las cuales no puedo resistir. (Lamentaciones 1:14)

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Lamentaciones 1:11 - Referencia Cruzada

De continuo están mis ojos hacia el SEÑOR, Porque El sacará mis pies de la red. (Salmos 25:15)
Y esa nación te pondrá sitio en todas tus ciudades, hasta que tus muros altos y fortificados en los cuales tú confiabas caigan por toda tu tierra; y te sitiará en todas tus ciudades, por toda la tierra que el SEÑOR tu Dios te ha dado. (Deuteronomio 28:52)
Su inmundicia está en sus faldas; No consideró su futuro, Por tanto ha caído de manera sorprendente; No hay quien la consuele. "Mira, oh SEÑOR, mi aflicción, Porque se ha engrandecido el enemigo." (Lamentaciones 1:9)
Cuando envíe contra ellos las saetas mortíferas del hambre para destrucción, las cuales enviaré para destruirlos, entonces también aumentaré el hambre sobre ustedes y romperé la provisión de pan. (Ezequiel 5:16)
Entonces El me dijo: "Mira, te concedo que prepares tu pan sobre estiércol de vaca en lugar de sobre excremento humano." (Ezequiel 4:15)
Y hubo gran hambre en Samaria. La sitiaron de tal modo que la cabeza de un asno se vendía por ochenta siclos (912 gramos) de plata, y medio litro de estiércol de paloma por cinco siclos de plata. (2 Reyes 6:25)
En el mes cuarto, a los nueve días del mes, cuando se agravó el hambre en la ciudad y no había alimento para el pueblo, (Jeremías 52:6)
Yo soy insignificante; ¿qué puedo yo responderte? Mi mano pongo sobre la boca. (Job 40:4)
Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su prójimo durante el sitio y en la aflicción con que los afligirán sus enemigos y los que buscan su vida."' (Jeremías 19:9)
La lengua del niño de pecho se le pega Al paladar por la sed; Los pequeños piden pan, Pero no hay quien se lo reparta. (Lamentaciones 4:4)
Mira, oh SEÑOR, y observa: ¿A quién has tratado así? ¿Habían de comerse las mujeres el fruto de sus entrañas , A los pequeños criados con cariño? ¿Habían de ser muertos en el santuario del Señor El sacerdote y el profeta? (Lamentaciones 2:20)
Y hallaron en el campo a un Egipcio y se lo llevaron a David; le dieron pan y comió, y le dieron a beber agua. (1 Samuel 30:11)
Llamé a mis amantes, mas ellos me han engañado. Mis sacerdotes y mis ancianos han perecido en la ciudad, Cuando buscaban alimento para sí a fin de restaurar sus fuerzas. (Lamentaciones 1:19)
Oh rey, mi señor, estos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías echándolo en la cisterna. El morirá donde está a causa del hambre, porque no hay más pan en la ciudad." (Jeremías 38:9)
Dicen a sus madres: "¿Dónde hay grano y vino?" Mientras desfallecen como heridos En las calles de la ciudad, Mientras exhalan su espíritu En el regazo de sus madres. (Lamentaciones 2:12)