Nueva Biblia Latinoamericana
Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: "Como se derramó Mi ira y Mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará Mi furor sobre ustedes cuando entren en Egipto. Y serán motivo de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio, y no verán más este lugar." (Jeremías 42:18)
El SEÑOR les ha hablado, remanente de Judá: "No entren en Egipto." Sépanlo bien, que hoy lo he declarado contra ustedes. (Jeremías 42:19)
Porque se engañan a sí mismos, pues ustedes fueron los que me enviaron al SEÑOR su Dios, diciendo: "Ruega por nosotros al SEÑOR nuestro Dios, y lo que el SEÑOR nuestro Dios diga, nos lo haces saber y lo haremos." (Jeremías 42:20)
Y hoy se lo he declarado, pero no han escuchado la voz del SEÑOR su Dios, ni en cosa alguna de lo que El me ha enviado a decir les.
Ahora pues, sépanlo bien, que morirán a espada, de hambre y de pestilencia en el lugar adonde desean ir a residir. (Jeremías 42:22)
Pero tan pronto como Jeremías terminó de hablar a todo el pueblo todas las palabras del SEÑOR su Dios, es decir, todas estas palabras con las cuales el SEÑOR su Dios le había enviado, (Jeremías 43:1)
Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Carea, y todos los hombres arrogantes dijeron a Jeremías: "Es mentira lo que dices. El SEÑOR nuestro Dios no te ha enviado a decir: 'No deben entrar en Egipto para residir allí'; (Jeremías 43:2)

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Jeremías 42:21 - Referencia Cruzada

Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que anduvieron en sus propias deliberaciones y en la terquedad de su malvado corazón, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. (Jeremías 7:24)
Hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel. Cuando oigas la palabra de Mi boca, adviérteles de Mi parte. (Ezequiel 3:17)
Pero ellos rehusaron escuchar y volvieron la espalda rebelde y se taparon los oídos para no oír. (Zacarías 7:11)
Y sucederá que cuando él oiga las palabras de esta maldición, se envanecerá, diciendo: 'Tendré paz aunque ande en la terquedad de mi corazón, a fin de destruir la tierra regada junto con la seca.' (Deuteronomio 29:19)
Les hablarás Mis palabras, escuchen o dejen de escuchar, porque son rebeldes. (Ezequiel 2:7)
Por tanto, les doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos, (Hechos 20:26)
Bien saben cómo no rehuí declararles a ustedes nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en casa, (Hechos 20:20)
Miren, hoy pongo delante de ustedes una bendición y una maldición: (Deuteronomio 11:26)