Nueva Biblia Latinoamericana
Tal vez la casa de Judá oiga toda la calamidad que pienso traer sobre ellos, y se vuelva cada uno de su mal camino; entonces perdonaré su iniquidad y su pecado." (Jeremías 36:3)
Llamó, pues, Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y Baruc escribió al dictado de Jeremías, en un rollo, todas las palabras que el SEÑOR le había hablado. (Jeremías 36:4)
Entonces Jeremías dio órdenes a Baruc: "Estoy detenido; no puedo entrar en la casa del SEÑOR. (Jeremías 36:5)
Ve, pues, y lee en el rollo que has escrito al dictado mío, las palabras del SEÑOR a oídos del pueblo, en la casa del SEÑOR un día de ayuno. También las leerás a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
Tal vez su súplica llegue delante del SEÑOR, y todos se vuelvan de su mal camino, porque grande es la ira y el furor que el SEÑOR ha pronunciado contra este pueblo." (Jeremías 36:7)
Baruc, hijo de Nerías, hizo conforme a todo lo que el profeta Jeremías le había mandado, y leyó en el libro las palabras del SEÑOR, en la casa del SEÑOR. (Jeremías 36:8)
Y en el año quinto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, todo el pueblo en Jerusalén y todo el pueblo que vino de las ciudades de Judá a Jerusalén proclamaron ayuno delante del SEÑOR. (Jeremías 36:9)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 36:6":

Dr. Roberto Miranda
Jeremías 29
Reflexión sobre la carta que Dios envía a los judíos exiliados en Babilonia en Jeremías 29, y cómo podemos aplicar sus enseñanzas a nuestra vida cristiana.


Charles Spurgeon
Nuestra palabra no regresará vacía
Artículo sobre la importancia de hablar por Dios y alimentar a otros con sus palabras, basado en la historia de Jeremías como siervo especial de Dios.


Jeremías 36:6 - Referencia Cruzada

Entonces Jeremías volvió de Tofet, adonde lo había enviado el SEÑOR a profetizar, y poniéndose en pie en el atrio de la casa del SEÑOR, dijo a todo el pueblo: (Jeremías 19:14)
Cuando ya había pasado mucho tiempo y la navegación se había vuelto peligrosa, pues hasta el Ayuno (el Día de Expiación) había pasado ya, Pablo los amonestaba, (Hechos 27:9)
Escucha la palabra del SEÑOR, oh rey de Judá, que te sientas sobre el trono de David, tú, tus siervos y tu pueblo que entran por estas puertas. (Jeremías 22:2)
Entonces me dijo: "Hijo de hombre, Yo te envío a los Israelitas, a una nación de rebeldes que se ha rebelado contra Mí; ellos y sus padres se han levantado contra Mí hasta este mismo día. (Ezequiel 2:3)
Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles: 'Así dice el SEÑOR: "Estoy preparando una calamidad contra ustedes y tramando un plan contra ustedes. Vuélvanse, pues, cada uno de su mal camino y enmienden sus caminos y sus obras."' (Jeremías 18:11)
Y esto será para ustedes un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillarán sus almas y no harán obra alguna, ni el nativo ni el extranjero que reside entre ustedes. (Levítico 16:29)
Así dice el SEÑOR: 'Ponte en el atrio de la casa del SEÑOR, y habla a todas las ciudades de Judá que vienen a adorar en la casa del SEÑOR, todas las palabras que te he mandado decirles. No omitas ni una palabra. (Jeremías 26:2)
A los diez días de este séptimo mes será el día de expiación; será santa convocación para ustedes, y humillarán sus almas y presentarán una ofrenda encendida al SEÑOR. (Levítico 23:27)
Párate a la puerta de la casa del SEÑOR y proclama allí esta palabra, y di: 'Oigan la palabra del SEÑOR, todos los de Judá, los que entran por estas puertas para adorar al SEÑOR.'" (Jeremías 7:2)
Baruc, hijo de Nerías, hizo conforme a todo lo que el profeta Jeremías le había mandado, y leyó en el libro las palabras del SEÑOR, en la casa del SEÑOR. (Jeremías 36:8)