mientras el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén y contra todas las ciudades que quedaban en Judá, es decir, Laquis y Azeca, pues sólo éstas quedaban como ciudades fortificadas entre las ciudades de Judá.
(Jeremías 34:7)Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, después que el rey Sedequías había hecho un pacto con todo el pueblo que había en Jerusalén para proclamarles libertad:
(Jeremías 34:8)que cada uno debía poner en libertad a su siervo y a su sierva Hebreos, para que nadie retuviera a un Judío, hermano suyo, en servidumbre.
(Jeremías 34:9)Y obedecieron todos los oficiales y todo el pueblo que habían entrado en el pacto, de que cada uno dejara en libertad a su siervo y cada uno a su sierva, de modo que nadie los mantuviera más en servidumbre; obedecieron y los pusieron en libertad.
Pero después se arrepintieron y volvieron a tomar a los siervos y a las siervas a quienes habían dejado en libertad, y los sometieron a servidumbre como siervos y como siervas.
(Jeremías 34:11)Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
(Jeremías 34:12)Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Yo hice un pacto con los padres de ustedes el día que los saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre (de esclavos). Les dije:
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Jeremías 34:10 - Referencia Cruzada
Ni el rey ni ninguno de sus siervos que oyeron todas estas palabras tuvieron temor ni rasgaron sus vestiduras.
(Jeremías 36:24)Entonces dijeron los oficiales al rey: "Den muerte ahora a este hombre, porque él desanima a los hombres de guerra que quedan en esta ciudad y a todo el pueblo diciéndoles tales palabras. Este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal."
(Jeremías 38:4)Dijo entonces el Señor: "Por cuanto este pueblo se acerca a Mí con sus palabras Y Me honra con sus labios, Pero aleja de Mí su corazón, Y su veneración hacia Mí es sólo una tradición aprendida de memoria ,
(Isaías 29:13)Cuando los jefes de Judá oyeron estas cosas, subieron de la casa del rey a la casa del SEÑOR, y se sentaron a la entrada de la Puerta Nueva de la casa del SEÑOR.
(Jeremías 26:10)Entonces los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: "Que no haya sentencia de muerte para este hombre, porque en nombre del SEÑOR nuestro Dios nos ha hablado."
(Jeremías 26:16)descendió a la casa del rey, a la cámara del escriba. Y estaban sentados allí todos los oficiales: el escriba Elisama, Delaía, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Gemarías, hijo de Safán, Sedequías, hijo de Ananías, y todos los demás oficiales.
(Jeremías 36:12)A pesar de todo esto, su rebelde hermana Judá tampoco se volvió a Mí de todo corazón, sino con engaño," declara el SEÑOR.
(Jeremías 3:10)porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
(Marcus 6:20)