Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te anunciaré Mis palabras."
(Jeremías 18:2)Entonces descendí a la casa del alfarero, y allí estaba él, haciendo un trabajo sobre la rueda.
(Jeremías 18:3)Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla.
(Jeremías 18:4)Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR:
¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?" declara el SEÑOR. "Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel.
(Jeremías 18:6)En un momento Yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir;
(Jeremías 18:7)pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella.
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