Nueva Biblia Latinoamericana
Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te anunciaré Mis palabras." (Jeremías 18:2)
Entonces descendí a la casa del alfarero, y allí estaba él, haciendo un trabajo sobre la rueda. (Jeremías 18:3)
Y la vasija de barro que estaba haciendo se echó a perder en la mano del alfarero; así que volvió a hacer de ella otra vasija, según le pareció mejor al alfarero hacerla. (Jeremías 18:4)
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR:
¿Acaso no puedo Yo hacer con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero?" declara el SEÑOR. "Tal como el barro en manos del alfarero, así son ustedes en Mi mano, casa de Israel. (Jeremías 18:6)
En un momento Yo puedo hablar contra una nación o contra un reino, de arrancar, de derribar y de destruir; (Jeremías 18:7)
pero si esa nación contra la que he hablado se vuelve de su maldad, me arrepentiré del mal que pensaba traer sobre ella. (Jeremías 18:8)

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Reflexión sobre la obra de Dios en nuestras vidas, a pesar de nuestras imperfecciones y heridas. author: Milagros García Klibansky, title: Barro con vidrios, summary: Dios es como un alfarero que moldea nuestras vidas, aunque a veces estamos llenos de cristales que nos hieren a nosotros y a otros. Aunque caigamos una y otra vez, Dios siempre va por nosotros y nos rescata de nosotros mismos. Somos barro inútil hasta que somos tocados por el Artista Divino. Debemos reconocer que somos obra de sus manos y llevar su sangre en nosotros.


Jeremías 18:5 - Referencia Cruzada