Nueva Biblia Latinoamericana
Oigan las palabras de este pacto, y díganlas a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén. (Jeremías 11:2)
Les dirán: 'Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "Maldito el hombre que no obedezca las palabras de este pacto (Jeremías 11:3)
que mandé a sus padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, y les dije: 'Escuchen Mi voz (Obedézcanme), y hagan conforme a todo lo que Yo les mando; y ustedes serán Mi pueblo, y Yo seré su Dios,' (Jeremías 11:4)
para confirmar el juramento que juré a sus padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como lo es hoy."'" Entonces respondí: "Amén, SEÑOR."
Y el SEÑOR me dijo: "Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: 'Oigan las palabras de este pacto y cúmplanlas. (Jeremías 11:6)
Porque bien advertí a sus padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto, y hasta hoy los he amonestado con insistencia, diciéndoles: "Escuchen Mi voz (Obedézcanme)." (Jeremías 11:7)
Pero no escucharon ni inclinaron su oído, sino que cada cual anduvo en la terquedad de su malvado corazón. Por tanto, hice caer sobre ellos todas las palabras de este pacto, que Yo les mandé cumplir y no lo cumplieron.'" (Jeremías 11:8)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 11:5":

Fumio Taku
La iglesia y el pueblo de Israel
El pastor Fumio Taku habla sobre la relación entre la iglesia y el pueblo de Israel, la importancia de apoyar a Israel y la oración por su redención. Basado en la organización Cristianos y Judíos Unidos por Israel.


Jonatán Toledo
Shema, León de Judá - Escucha, entiende y obedece.
En este sermón se habla sobre la importancia de escuchar, entender y obedecer la voz de Dios y cómo Moisés enseñó a los padres a transmitir el mensaje a sus hijos.


Jeremías 11:5 - Referencia Cruzada

Del pacto que hizo con Abraham, Y de Su juramento a Isaac. (Salmos 105:9)
y el profeta Jeremías dijo: "Amén, así lo haga el SEÑOR. Confirme el SEÑOR tus palabras, que has profetizado para que sean devueltos los utensilios de la casa del SEÑOR y vuelvan todos los desterrados de Babilonia a este lugar. (Jeremías 28:6)
Entonces sucederá, que porque escuchas estos decretos y los guardas y los cumples, el SEÑOR tu Dios guardará Su pacto contigo y Su misericordia que juró a tus padres. (Deuteronomio 7:12)
Por eso les he dicho: "Ustedes poseerán su tierra, y Yo mismo se la daré para que la posean, una tierra que mana leche y miel." Yo soy el SEÑOR su Dios, que los he apartado de los pueblos. (Levítico 20:24)
y le dijo: "Por Mí mismo he jurado," declara el SEÑOR, "que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único, (Génesis 22:16)
Reside en esta tierra y Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham. (Génesis 26:3)
De otra manera, si bendices sólo en el espíritu, ¿cómo dirá el "Amén" a tu acción de gracias el que ocupa el lugar del que no tiene ese don, puesto que no sabe lo que dices? (1 Corintios 14:16)
Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha prometido. (Deuteronomio 6:3)
Y será que cuando el SEÑOR te lleve a la tierra del Cananeo, del Hitita, del Amorreo, del Heveo y del Jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que mana leche y miel, celebrarás esta ceremonia en este mes. (Éxodo 13:5)
Maldito el hombre que haga ídolo o imagen de fundición, abominación al SEÑOR, obra de las manos del artífice, y la erige en secreto.' Y todo el pueblo responderá, y dirá: 'Amén.' (Deuteronomio 27:15)
Y no nos metas (no nos dejes caer) en tentación, sino líbranos del mal (del maligno). Porque Tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre. Amén.' (Mateo 6:13)
Así que he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los Cananeos, de los Hititas, de los Amorreos, de los Ferezeos, de los Heveos y de los Jebuseos. (Éxodo 3:8)