Nueva Biblia Latinoamericana
Porque Yo envío contra ustedes serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, Y los morderán," declara el SEÑOR. (Jeremías 8:17)
Mi tristeza no tiene remedio, Mi corazón desfallece en mí . (Jeremías 8:18)
La voz del clamor de la hija de mi pueblo desde una tierra lejana es esta: "¿No está el SEÑOR en Sion? ¿No está su rey en ella?" "¿Por qué Me han provocado con sus imágenes talladas, con ídolos extranjeros?" (Jeremías 8:19)
Pasó la siega, terminó el verano, Y nosotros no hemos sido salvados."
Por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo estoy quebrantado; Ando enlutado, el espanto se ha apoderado de mí. (Jeremías 8:21)
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No médico hay allí? ¿Por qué, pues, no se ha restablecido la salud de la hija de mi pueblo? (Jeremías 8:22)
Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, Y mis ojos fuente de lágrimas, Para que yo llorara día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo. (Jeremías 9:1)

Otras publicaciones relacionadas con "Jeremías 8:20":

Charles Spurgeon
Los consuelos del Señor
Artículo sobre la promesa de Dios de tener misericordia para con los afligidos y la importancia de adorarle con corazones creyentes.


Samuel Acevedo
Dios mío, por qué me has desamparado?
El pastor habla sobre cómo sentir la presencia de Dios y confiar en su guía y protección, incluso en momentos de sentirse perdido y abandonado.


Jeremías 8:20 - Referencia Cruzada

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. (Mateo 25:1)
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: "SI USTEDES OYEN HOY SU VOZ, (Hebreos 3:7)
Te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación." (Lucas 19:44)
El que recoge en el verano es hijo sabio, El que se duerme durante la siega es hijo que avergüenza. (Proverbios 10:5)
Después que el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, y ustedes, estando fuera, comiencen a llamar a la puerta, diciendo: 'Señor, ábrenos.' El respondiendo, les dirá: 'No sé de dónde son.' (Lucas 13:25)