Nueva Biblia Latinoamericana
Y yo me dije: "Mejor es la sabiduría que la fuerza." Pero la sabiduría del pobre se desprecia Y no se presta atención a sus palabras. (Eclesiastés 9:16)
Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores Que los gritos del gobernante entre los necios. (Eclesiastés 9:17)
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, Pero un solo pecador destruye mucho bien. (Eclesiastés 9:18)
Las moscas muertas hacen que el ungüento del perfumista dé mal olor; Un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor.
El corazón del sabio lo guía hacia la derecha, Y el corazón del necio, hacia la izquierda. (Eclesiastés 10:2)
Aun cuando el necio ande por el camino, Le falta entendimiento Y demuestra a todos que es un necio. (Eclesiastés 10:3)
Si la ira del gobernante se levanta contra ti, No abandones tu puesto, Porque la serenidad suaviza grandes ofensas. (Eclesiastés 10:4)

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Eclesiastés 10:1 - Referencia Cruzada

Porque antes de venir algunos de parte de Jacobo (Santiago), él comía con los Gentiles, pero cuando aquéllos vinieron, Pedro empezó a retraerse y apartarse, porque temía a los de la circuncisión. (Gálatas 2:12)
Y harás con ello el aceite de la santa unción, mezcla de perfume, obra de perfumador. Será aceite de santa unción. (Éxodo 30:25)
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: "Toma especias, estacte, uña aromática y gálbano, especias con incienso puro. Que haya de cada una igual peso. (Éxodo 30:34)
¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Sin embargo, entre tantas naciones no hubo rey como él, y era amado por su Dios, y Dios le había hecho rey sobre todo Israel; pero aún a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. (Nehemías 13:26)
Le pagaron por esta razón: para que yo me atemorizara y obrara de esa manera y pecara, y así ellos tuvieran un mal informe de mí y pudieran reprocharme. (Nehemías 6:13)
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. (Mateo 5:13)
Pero el vidente Jehú, hijo de Hananí, salió a encontrarlo y dijo al rey Josafat: "¿Vas a ayudar al impío y amar a los que odian al SEÑOR, y con esto traer sobre ti la ira del SEÑOR? (2 Crónicas 19:2)