Nueva Biblia Latinoamericana
Así que he descendido para librarlos de mano de los Egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los Cananeos, de los Hititas, de los Amorreos, de los Ferezeos, de los Heveos y de los Jebuseos. (Éxodo 3:8)
Y ahora, el clamor de los Israelitas ha llegado hasta Mí, y además he visto la opresión con que los Egipcios los oprimen. (Éxodo 3:9)
Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a Mi pueblo, a los Israelitas, de Egipto." (Éxodo 3:10)
Pero Moisés dijo a Dios: "¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los Israelitas de Egipto?"
Ciertamente Yo estaré contigo," le respondió el SEÑOR, "y la señal para ti de que soy Yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto ustedes adorarán (servirán) a Dios en este monte." (Éxodo 3:12)
Entonces Moisés dijo a Dios: "Si voy a los Israelitas, y les digo: 'El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes,' tal vez me digan: '¿Cuál es Su nombre?' ¿qué les responderé?" (Éxodo 3:13)
Y dijo Dios a Moisés: "YO SOY EL QUE SOY," y añadió: "Así dirás a los Israelitas: 'YO SOY me ha enviado a ustedes.'" (Éxodo 3:14)

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Éxodo 3:11 - Referencia Cruzada

Para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? (¿quién es suficiente?) (2 Corintios 2:16)
Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo Tuyo tan grande?" (1 Reyes 3:9)
Entonces Moisés dijo al SEÑOR: "Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente. Ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a Tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua." (Éxodo 4:10)
Entonces dije: "¡Ah, Señor DIOS! No sé hablar, Porque soy joven." (Jeremías 1:6)
Y David respondió a Saúl: "¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o quién es la familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?" (1 Samuel 18:18)
Ahora, SEÑOR Dios mío, has hecho a Tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un muchacho y no sé cómo salir ni entrar (estoy sin experiencia). (1 Reyes 3:7)
Entonces dije: "¡Ay de mí! Porque perdido estoy, Pues soy hombre de labios inmundos Y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, Porque mis ojos han visto al Rey, el SEÑOR de los ejércitos." (Isaías 6:5)
Entonces el rey David entró y se sentó delante del SEÑOR y dijo: "¿Quién soy yo, oh Señor DIOS, y qué es mi casa para que me hayas traído hasta aquí? (2 Samuel 7:18)
Pero Moisés habló delante del SEÑOR y le dijo: "Los Israelitas no me han escuchado. ¿Cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de palabra?" (Éxodo 6:12)
Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los Israelitas. (Hechos 7:23)
No que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, (2 Corintios 3:5)