Nueva Biblia Latinoamericana
Porque, ¿quién en el firmamento se puede comparar al SEÑOR? ¿Quién entre los hijos de los poderosos es como el SEÑOR, (Salmos 89:6)
Dios es muy temido en el consejo de los santos, E imponente sobre todos los que están en Su derredor? (Salmos 89:7)
Oh SEÑOR, Dios de los ejércitos, ¿quién como Tú, poderoso SEÑOR? Tu fidelidad también Te rodea. (Salmos 89:8)
Tú dominas la soberbia del mar; Cuando sus olas se levantan, Tú las calmas.
Tú aplastaste a Egipto como a uno herido de muerte; Esparciste a Tus enemigos con Tu brazo poderoso. (Salmos 89:10)
Tuyos son los cielos, Tuya también la tierra; El mundo y todo lo que en él hay, Tú lo fundaste. (Salmos 89:11)
El norte y el sur, Tú los creaste; El Tabor y el Hermón aclamarán con gozo a Tu nombre. (Salmos 89:12)

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Salmos 89:9 - Referencia Cruzada

Vengan y vean las obras de Dios, Admirable en Sus hechos a favor de los hijos de los hombres. (Salmos 66:5)
Pues El habló, y levantó un viento tempestuoso Que encrespó las olas del mar. (Salmos 107:25)
Cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó. (Mateo 14:32)
El que calma el rugido de los mares, El estruendo de las olas, Y el tumulto de los pueblos. (Salmos 65:7)
Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: "¡Cálmate (Calla), sosiégate (enmudece)!" Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma. (Marcus 4:39)
¿O quién encerró con puertas el mar, Cuando, irrumpiendo, se salió de su seno; (Job 38:8)
Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: "¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar Le obedecen?" (Marcus 4:41)
El reprende al mar y lo hace secar, Y todos los ríos agota. Languidecen Basán y el Carmelo, Y las flores del Líbano se marchitan. (Nahúm 1:4)
El SEÑOR se sentó como Rey durante el diluvio; Sí, como Rey se sienta el SEÑOR para siempre. (Salmos 29:10)
Los torrentes han alzado, oh SEÑOR, Los torrentes han alzado su voz; Los torrentes alzan sus batientes olas. (Salmos 93:3)
Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido. (Mateo 8:24)