Después Esdras se levantó de delante de la casa de Dios y entró a la cámara de Johanán, hijo de Eliasib. Aunque entró allí, no comió pan ni bebió agua, porque hacía duelo a causa de la infidelidad de los desterrados.
(Esdras 10:6)Entonces hicieron una proclama en Judá y Jerusalén a todos los desterrados para que se reunieran en Jerusalén,
(Esdras 10:7)y a cualquiera que no viniera dentro de tres días, conforme al consejo de los jefes y de los ancianos, le serían confiscadas todas sus posesiones y él mismo sería excluido de la asamblea de los desterrados.
(Esdras 10:8)Se reunieron, pues, todos los hombres de Judá y Benjamín en Jerusalén dentro de los tres días. Era el mes noveno, el día veinte del mes, y todo el pueblo se sentó en la plaza delante de la casa de Dios, temblando a causa de este asunto y de la intensa lluvia.
Entonces se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: "Ustedes han sido infieles y se han casado con mujeres extranjeras añadiendo así a la culpa de Israel.
(Esdras 10:10)Ahora pues, confiesen al SEÑOR, Dios de sus padres, y hagan Su voluntad; sepárense de los pueblos de esta tierra y de las mujeres extranjeras."
(Esdras 10:11)Toda la asamblea respondió, y dijo a gran voz: "¡Está bien! Tal como has dicho es nuestro deber cumplirlo.
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Esdras 10:9 - Referencia Cruzada
¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré al SEÑOR, para que mande truenos y lluvia. Entonces conocerán y verán que es grande la maldad que han hecho ante los ojos del SEÑOR, al pedir para ustedes un rey."
(1 Samuel 12:17)Esdras llegó a Jerusalén en el mes quinto; era el año séptimo del rey.
(Esdras 7:8)Cuando El emite Su voz, hay estruendo de aguas en los cielos; El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra, Hace los relámpagos para la lluvia Y saca el viento de sus depósitos.
(Jeremías 10:13)Ester fue llevada al rey Asuero a su palacio real el mes décimo, que es el mes Tebet, en el año séptimo de su reinado.
(Ester 2:16)Pero el SEÑOR es el Dios verdadero; El es el Dios vivo y el Rey eterno. Ante Su enojo tiembla la tierra, Y las naciones son impotentes ante Su indignación.
(Jeremías 10:10)