Transformar cada momento de la vida cotidiana en adoración
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de adorar y glorificar a Dios. Él explica que la naturaleza misma de Dios es crear y que nosotros, como seres creados a su imagen y semejanza, también tenemos un instinto creativo. El pastor también habla sobre la necesidad de animarnos a nosotros mismos a adorar al Señor, especialmente cuando nos sentimos abatidos o cansados. Él enfatiza que los hijos de Dios no deben vivir según sus sentimientos y apetitos, sino según lo que saben que es verdad y lo que deben hacer. En resumen, el pastor nos invita a bendecir el nombre del Señor y a darle gracias por todas sus bondades y misericordias.
La adoración es la razón principal por la cual fuimos creados. Cuando alabamos y adoramos al Señor, estamos haciendo lo que hizo el propio Dios al crear. Todo lo que existe, incluyendo nosotros mismos, fue creado para glorificar y alabar al Señor. Por lo tanto, cuando adoramos al Señor, estamos cumpliendo nuestro propósito y destino. La adoración no es solo cantar, sino también todo lo que hacemos en nuestra vida diaria para glorificar al Señor. Incluso los animales y la naturaleza glorifican al Señor en su propia forma. La adoración es un acto poderoso y significativo que trasciende el tiempo y el espacio, y llega hasta el trono de Dios.
El salmista alaba a Dios por sus beneficios y bondades, incluyendo el perdón y la sanidad. Da gracias por la misericordia y compasión de Dios y pide que el espíritu sea derramado sobre su pueblo. Termina bendiciendo a su congregación y pidiendo que la gracia del Señor esté con ellos.El salmo 103 es un salmo de gratitud y es uno de mis salmos favoritos porque como que cubre tantas cosas acerca de por qué tenemos que ser agradecidos al Señor, por qué tenemos que darle gracias al Señor. Y voy a solamente leer los primeros versículos y luego quizás tengamos ocasión para tocar algo más del resto del salmo. Dice el salmo 103, versículo 1, por qué no lo leemos juntos, la versión Reina Valera de 1960 y léala conmigo.
“…Bendice, alma mía, a Jehová, y a todo mi ser, su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias, el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila…”