La dicha de una vida perdonada
Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
El Salmo 32 es una meditación sobre la importancia del perdón, la confesión del pecado, el arrepentimiento y traer nuestras deudas delante del Señor. Para recibir consejo y sabiduría de Dios, debemos tener una relación clara delante de Él. La precondición para una vida bendecida es reconocer nuestras faltas, pedir perdón y ser perdonados por Dios. Cuando Dios nos perdona, nuestras deudas son borradas del registro, nuestra dignidad es restaurada y somos libres para vivir sin vergüenza. Pero debemos tener una actitud de humildad preventiva, una disposición para agradar a Dios y cambiar nuestro estilo de vida. Debemos estar conscientes de que siempre necesitamos la gracia y la misericordia de Dios. El Salmo 32 nos llama a vivir una vida de confesión y reconocimiento de nuestros pecados delante del Señor. Dios quiere un pueblo acongojado por su pecado, pero también sabe que es un Dios misericordioso que se apiada de nosotros. Hay un balance entre el legalismo y la gracia barata, y debemos encontrar ese equilibrio.
El salmo 32 habla sobre la importancia de confesar nuestros pecados y arrepentirnos de corazón. Cuando callamos o disimulamos nuestro pecado, la mano del Señor se agravará sobre nosotros y nuestra vida se secará espiritualmente. Pero cuando confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos de corazón, la misericordia de Dios fluye y Él nos perdona. Además, ser claro delante de Dios nos permite estar seguros de que Él nos rescatará en el día de la angustia. Por lo tanto, es importante que mantengamos nuestras cuentas claras con Dios y estemos dispuestos a confesar nuestros pecados y arrepentirnos de ellos.
El Señor promete enseñarnos y guiarnos si tenemos cuentas claras con él. Cuando confesamos nuestros pecados y tenemos propósitos de mejorar, Dios nos da sabiduría y entendimiento. Si mantenemos una actitud humilde y sumisa, Dios fijará sus ojos sobre nosotros y nos protegerá y bendecirá. Debemos entregarle a Dios todas las cosas que no le agradan y no ser rebeldes o soberbios delante de él. Que esta sea nuestra actitud constante.
El predicador exhorta a su congregación a ser humildes y sumisos delante de Dios, confiando en su misericordia. Invita a aquellos que aún no han dado su vida a Cristo a hacerlo y a confesar sus pecados delante del Señor. Algunos levantan sus manos en señal de arrepentimiento y algunos pasan al frente para ser orados. El predicador llama a la sinceridad y transparencia delante de Dios, y asegura que si hay arrepentimiento, Dios nunca los condenará. El mensaje final es que caminen con Dios y vivan en honestidad.Quiero dirigir su atención en un pensamiento desarrollado que yo sé que va a bendecirles para el resto de este año. Yo le pido al Señor que me de la misma entrega y pasión por este mensaje que me dio esta mañana y que yo se los pueda compartir a ustedes también con efectividad. Salmo 32, vamos a la palabra del Señor. Dice:
“…Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre, la mujer, a quien Jehová no culpa de iniquidad… en otro pasaje de la Biblia dice a quién Jehová no inculpa, es decir, no le atribuye culpa aunque la tiene ─ a quién Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día, porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano. Se volvió mi verdor en sequedades de verano, mi pecado te declaré y no encubrí mi iniquidad. Dije, confesaré mis transgresiones a Jehová, y tu perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado. Ciertamente, en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él.