Mi Dios es digno
Faustino de Jesús Zamora VargasDesde la creación, Dios le imprimió al ser humano un sello de dignidad por una simple razón: fuimos hechos a su imagen y semejanza. La dignidad tiene que ver con la virtud, la moral, la integridad y el honor.
Pablo nos recuerda "Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo" (Ro 8.29). Y el escritor de Hebreos remarca esta impresionante idea: El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. (Heb 1.3a). De manera que podemos afirmar sin equivocarnos que Dios nos dignificó con una dignidad natural al crearnos. El pecado entró a la humanidad, contaminó esa bendición y sólo en Cristo podemos restaurarla. Gracias a esa restauración, únicamente llegamos a ser dignos de la infinita misericordia de Dios y de su gracia por los méritos inescrutables de Cristo.