Hombres y mujeres de oración
E. M. BoundsAntes de Pentecostés los apóstoles tuvieron solamente vislumbres de la importancia de la oración. Pero el Espíritu que descendió y los llenó en Pentecostés eleva la oración a su posición vital y decisiva en el evangelio de Cristo.
El llamamiento a la oración a todos los fieles constituye la demanda más alta y exigente del Espíritu. La piedad de los santos se refina y perfecciona por la oración. El evangelio marcha con pasos tardos y tímidos cuando los santos no hacen largas oraciones temprano en el día.