La fe no niega la lucidez
Dr. Roberto MirandaEn la jornada espiritual del creyente, el elemento de la fe no impide que permanezcamos conscientes de los obstáculos y detalles, o que empleemos sanas destrezas de planificación y estrategia. No impide, en otras palabras, que como Moisés, espiemos la tierra antes de poseerla, aun sabiendo que Dios ha prometido entregárnosla. La actitud detallista que refleja Moisés en sus instrucciones a los doce espías es tremendamente instructiva. Antes de enviarlos en su misión les instruye:
Subid de aquí al Neguev, y subid al monte, y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no.
Nótese las instrucciones específicas y detalladas, la mirada minuciosa del estadista y líder militar competente, buscando inteligencia precisa sobre los elementos que han de determinar la estrategia a seguir. ¡La fe no niega la lucidez! Las dos cosas tienen que ir juntas. Tenemos que pedirle al Señor sabiduría e inteligencia. La Biblia habla de ciencia también.
Pídele al Señor que te dé inteligencia, conocimiento, estrategia. En tiempos de carencia y esterilidad financiera, se requiere gente dotada con inteligencia especial para encontrar recursos donde otros no los vean. Por eso tenemos que pedirle al Señor, “Dame conocimiento, dame estrategia, para escarbar y encontrar donde otros no encuentren nada”. Se necesita una mirada lúcida, una consciencia detallista, que nos permita ir ante el Dios proveedor con una petición específica, que nos permita recibir estrategia y recursos para la batalla que tenemos por delante.
Analiza tu situación. Conoce íntimamente la verdadera naturaleza de los retos que confrontas. No ignores, inclusive, tus propios recursos y limitaciones. Con ese caudal de información, ven entonces delante de Dios. Pídele sabiduría y poder. Y lánzate entonces a la acción, seguro de que Dios te respaldará en todo lo que emprendas.