Como actuar cuando Dios no hace sentir
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En este sermón, el pastor habla sobre cómo actuar cuando Dios no hace sentido en nuestras vidas. Se refiere al libro de Habacuc en la Biblia, donde el profeta Habacuc busca respuestas de parte de Dios ante la injusticia y la violencia en su nación. El pastor nos dice que cuando estamos confundidos y perplejos, lo primero que debemos hacer es ir delante de Dios y buscar una respuesta de parte de Él. Debemos transferir nuestra ira, confusión y dolor al Señor a través de la oración. El pastor también nos recuerda que, aunque puede ser legítimo sentir ansiedad o depresión en tiempos de dificultad, lo importante es no quedarse allí y permitir que se convierta en una condición. En lugar de eso, debemos descargarnos ante Dios y permitir que la oración nos cambie y nos dé descanso.
El pasaje de Habacuc nos enseña tres principios importantes para nuestra vida cristiana. Primero, podemos tener paz en nuestro corazón incluso en medio de situaciones difíciles si aprendemos a enfocarnos en Dios y sus principios. Segundo, tenemos la libertad de elegir cómo reaccionamos ante las pruebas y dificultades de la vida, y podemos entrenarnos para reaccionar de manera positiva. Tercero, a veces debemos tener paciencia y confiar en que Dios está trabajando en su tiempo y de maneras que no siempre entendemos. Debemos confiar en que Él cumplirá sus promesas y nos bendecirá en su tiempo perfecto.
El cuarto principio que Habacuc nos muestra es la alabanza de fe. Debemos alabar al Señor en todo momento, incluso en medio de la aflicción y el dolor, y proclamar objetivamente la bondad de Dios y su control sobre todo. La alabanza es un arma contra el mal y nos ayuda a mantenernos firmes en nuestra fe. Habacuc hace declaraciones de alabanza en medio de su queja y dolor, como en el versículo 14 del capítulo 2, donde declara que la tierra será llena de la gloria de Jehová. Debemos seguir su ejemplo y alabar al Señor en todo momento, incluso en medio de las pruebas.
El autor habla sobre cómo enfrentar la amargura y la aflicción en la vida. Dice que no podemos quedarnos en la queja, sino que debemos dialogar con Dios y traer nuestra amargura ante él. Debemos aprender a declarar cosas con nuestra boca en el nombre del Señor proféticamente y escoger el lugar de la alabanza y la confesión de que Dios tiene sentido en toda situación. Si hemos ofendido a Dios, debemos abrir la celda que nosotros mismos hemos construido y declarar libertad en el nombre de Jesús. Debemos adorar al Señor y esperar pacientemente en él. El autor invita a los lectores a declarar libertad y liberación de toda situación que pueda estar en sus vidas y a declarar independencia total de toda circunstancia. El capítulo 3 de Habacuc es citado como un hermoso salmo de adoración al Señor y de declaración de independencia total de toda circunstancia.El domingo pasado hablamos acerca de cuando Dios no hace sentido, cuando Dios hace cosas que no computan en nuestra mente, no parecen que concuerdan con el Dios justo, generoso, bondadoso, fiel que hace las cosas cómo él promete en su palabra. Cuando suceden cosas en nuestra vida, en nuestra nación, nuestra sociedad en que vivimos, cuando el mundo se torna un poco raro y no sabemos cómo interpretar lo que está pasando, y no estamos seguros dónde está Dios en ese momento. Cuando hay momentos de adversidad y de prueba en nuestra vida, puede ser a nivel de una situación colectiva, social, mundial, como cuando hay situaciones de guerra en nuestros países o criminalidad desaforada o una enfermedad, una plaga que se distribuye. Puede ser a un nivel colectivo bien grande, pero también a nivel personal, cuando suceden cosas en nuestra vida que decimos, guau, por qué, yo no me merecía esto, y dónde está el Dios fiel y el Dios justo que bendice a los que lo sirven, y por qué entonces me está pasando esto.
Cuando hay momentos que Dios no hace sentido y vimos que Dios está presente, Dios está hablando, Dios está moviéndose, a veces el Señor se mueve en formas inesperadas y se toma tiempo para hacer las cosas. Tenemos que ser como Habacuc que cuando el Señor responde y dice, yo voy a mandar una horda, una plaga de gente violenta, maligna, pecaminosa, y voy a ajusticiar a mi pueblo, y Habacuc le dice, Señor, pero cómo es posible? Yo te hablé diciendo que había injusticia en la nación pero tampoco era para que tu mandaras una destrucción tan terrible por medio de manos terribles.