El valor de la fe y la firmeza en medio de luchas espirituales
Faustino de Jesús Zamora VargasLos retos y las oposiciones no son ajenas al cristiano que decide seguir a Cristo. Esta declaración parecería una contradicción, pero creo que no lo es. Nehemías no conoció a Cristo, pero confiaba en su Dios – también el nuestro – del que cada generación de judíos contaba las maravillas y milagros en favor de su pueblo desde el éxodo de Egipto.
Nehemías no sólo fue el líder que reedificó las murallas de Jerusalén y despertó al pueblo de su letargo espiritual, sino también fue un campeón de la fe. Las luchas espirituales se ganan a través de la fe. Sin fe es prácticamente imposible ejercer un liderazgo eficaz y eficiente. Cuando la oposición arreciaba sus burlas y amenazas de muerte, cuando el pueblo desfalleció en la inmensa obra que tenía por delante, Nehemías no se dejó intimidar y siguió adelante. Por mucho que intentaron amedrentarlo para apartarlo de la obra que Dios le había encargado, su firmeza y su fe le permitió aunar a un pueblo que edificaba los muros de la ciudad con una mano en la obra de construcción y la otra asiendo la espada para enfrentar cualquier oposición del enemigo. “Todos los que trabajaban en la reconstrucción llevaban la espada a la cintura” (Neh 4.18NVI).