El secreto de la vida de oración - estar largo tiempo a solas con Dios
E. M. BoundsAunque muchas oraciones privadas, por su propia naturaleza han de ser cortas; aunque la oración pública, como regla, debe ser condensada; aunque tiene su valor y lugar la oración breve, sin embargo, en nuestras comuniones privadas con Dios el tiempo tiene un valor esencial. Mucho tiempo pasado con Dios es el secreto de la oración eficaz. La oración que se convierte en una fuerza poderosa es el producto mediato o inmediato de largas horas pasadas con Dios. Nuestras oraciones pequeñas deben su alcance y eficiencia a las extensas que las han precedido. Una oración corta no puede ser eficaz si el que la hace no ha tenido una lucha continua con Dios. La victoria de la fe de Jacob no se hubiera efectuado sin esa lucha de toda la noche. No se adquiere el conocimiento de Dios con pequeñas e inopinadas visitas.
Dios no derrama sus dones sobre los que vienen a verlo por casualidad o con prisas. La comunión constante con Dios es el secreto para conocerle y para tener influencia con él. El Señor cede ante la persistencia de una fe que le conoce. Confiere sus bendiciones más ricas sobre los que manifiestan su deseo y estima de estos bienes, tanto por la constancia como por el fervor de su importunidad. Cristo, que en esto como en todo es nuestro Modelo, pasó noches enteras en oración. Su costumbre era orar mucho. Tenía un lugar habitual de oración. Largos periodos de tiempo en oración formaron su historia y su carácter. Pablo oraba día y noche. Daniel, en medio de importantes ocupaciones, oraba tres veces al día. Las oraciones de David en la mañana, al mediodía y en la noche eran indudablemente muy prolongadas en muchas ocasiones. Aunque no sabemos exactamente el tiempo que estos santos de la Biblia pasaron en oración, tenemos indicaciones de que le dedicaron buena parte de él, y en algunas ocasiones fue su costumbre consagrarle largos periodos de la mañana.