El sacrificio que lleva a gran ganancia
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
El sermón trata sobre el costo de seguir a Jesús y la dimensión de sacrificio que conlleva. Se enfatiza la importancia de entender en qué consiste el llamado de Cristo y qué es lo que se abraza al entregarse a Él. Se hace referencia a que muchas veces en la sociedad actual, no se enfatiza la verdadera naturaleza de la vida cristiana que incluye sacrificios y la cruz. Se habla de que el Señor no estaba totalmente contento con toda la gente que lo seguía en su tiempo, y que Él les aclaró que no era por lo que Él podía hacer por ellos que debían seguirlo. Se mencionan varios pasajes de la Biblia donde se habla de dejarlo todo para seguir a Jesucristo y la importancia de estar dispuestos a seguirlo a cualquier lugar que Él nos guíe. También se habla de que Dios tiene que crucificarnos y quebrantarnos para llegar a ese punto en nuestra vida de independizarnos de las cosas materiales y entender por qué servimos al Señor. El sermón termina hablando sobre la importancia de estar dispuestos a pagar el precio del discipulado para experimentar el gozo del Señor y encontrar nuestra vida en Él. Se menciona la imagen del grano de trigo y cómo Jesús se estaba refiriendo a que en la cruz Él iba a ser glorificado.
En Juan 12:23, Jesús usa una metáfora del grano de trigo para enseñar que debemos morir a nosotros mismos para dar fruto. La corteza del grano de trigo es como las cosas materiales de este mundo que nos distraen de lo que realmente importa: nuestra relación con Dios y nuestro servicio a Él. Cuando la corteza se rompe y el grano de trigo comienza a pudrirse en la tierra, representa nuestras pruebas y sufrimientos, que debilitan nuestra dependencia de las cosas materiales y fortalecen nuestra fe. En última instancia, todo lo que sucede en este mundo refleja el amor, la gracia, el poder y el control de Dios, y en el cielo, entenderemos todo claramente y no habrá preocupaciones, temores ni tristeza.
El proceso de la vida cristiana es un proceso de quebrantamiento gradual y paulatino. Si queremos ser verdaderamente poderosos y alegres en el Señor, primero Dios tiene que tomar una cuchilla y comenzar a cortar cosas de nosotros. Dios nos pasa por estos procesos para debilitarnos y quebrantarnos. Si queremos crecer en los caminos del Señor, tenemos que pasar por pruebas, dificultades y ejercicios espirituales. La vida cristiana es un proceso de quebrantamiento, crucifixión y entrenamiento. El grano de trigo tiene que caer a tierra y morir para dar fruto. Si no pasamos por este proceso, quedamos solos. Pero si morimos, llevamos mucho fruto.
La vida cristiana es un proceso de pruebas y tribulaciones, pero también es la vida más gloriosa que se pueda imaginar. Para experimentar esto, debemos estar dispuestos a perderlo todo y entender qué es importante y qué no lo es. Debemos entregar todo a Dios y renunciar a cualquier apego o aferramiento a las cosas de este mundo. Solo entonces podremos experimentar verdaderamente el gozo de la vida cristiana y comenzar la fiesta.Vamos a la Palabra de Dios hermanos y vamos a continuar con nuestro sermón que iniciamos el domingo pasado sobre el costo de seguir a Jesús, el costo del discipulado y quiero seguir enfatizando esta dimensión de sacrificio que lleva a gran ganancia y de lo imprescindible que es que nosotros entendamos en qué consiste el llamado de Cristo exactamente y qué es lo que nosotros abrazamos cuando entregamos nuestras vidas al Señor cuando entramos en el camino del Evangelio.
A manera de resumen y también de reforzar lo que hemos aprendido, estábamos hablando de que muchas veces en la sociedad en que vivimos, en este siglo XXI y en esta cultura sobre todo en el norte en Estados Unidos y en Europa, como que el Evangelio está experimentando una evolución y no necesariamente hacia lo mejor, donde muchas veces no se está enfatizando la verdadera naturaleza de la vida cristiana que es una vida que incluye sacrificios, incluye la cruz; no solamente para nuestro paladín, nuestro prototipo que es Cristo Jesús sino también para nosotros. De ahí lo que el Señor dijo ¿no? "Si alguno quiere ser mi discípulo tome su cruz cada día y sígame."