Esta es la tercera vez que voy a visitarlos. POR EL TESTIMONIO DE DOS O TRES TESTIGOS SE JUZGARAN TODOS LOS ASUNTOS.
(2 Corinthians 13:1)
Dije previamente, cuando estuve presente la segunda vez, y aunque ahora estoy ausente, lo digo de antemano a los que pecaron anteriormente y también a todos los demás, que si voy otra vez no seré indulgente,
(2 Corinthians 13:2)
puesto que ustedes buscan una prueba del Cristo que habla en mí. El cual no es débil para con ustedes, sino poderoso en ustedes.
(2 Corinthians 13:3)
Porque ciertamente El fue crucificado por debilidad, pero vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, sin embargo, viviremos con El por el poder de Dios para con ustedes.
Pónganse a prueba para ver si están en la fe. Examínense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba?
(2 Corinthians 13:5)
Pero espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados.
(2 Corinthians 13:6)
Y rogamos a Dios que no hagan nada malo. No para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que ustedes hagan lo bueno, aunque nosotros aparezcamos reprobados.
(2 Corinthians 13:7)
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sepan todos ustedes, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El, este hombre se halla aquí sano delante de ustedes.
(Acts 4:10)
y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia (la energía) de la fuerza de Su poder.
(Ephesians 1:19)
Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien ustedes crucificaron, Dios Lo ha hecho Señor y Cristo (el Mesías)."
(Acts 2:36)
se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder;
(1 Corinthians 15:43)
Porque ellos dicen: "Sus cartas son severas (pesadas) y duras, pero la presencia física es poco impresionante, y la manera de hablar despreciable."
(2 Corinthians 10:10)
sino que Se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
(Philippians 2:7)
y conocerlo a El, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como El en Su muerte,
(Philippians 3:10)
Palabra fiel es ésta : Que si morimos con El, también viviremos con El;
(2 Timothy 2:11)
Porque también Cristo (el Mesías) murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu.
(1 Peter 3:18)
Cristo, en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que Lo podía librar de la muerte, fue oído a causa de Su temor reverente.
(Hebrews 5:7)
Por tanto, hemos sido sepultados con El por medio del bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
(Romans 6:4)
Por la fe en Su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien ven y conocen. La fe que viene por medio de Jesús, le ha dado a este esta perfecta sanidad en presencia de todos ustedes.
(Acts 3:16)
Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.
(Romans 14:9)
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.
(2 Corinthians 4:7)
quien está a la diestra de Dios, habiendo subido al cielo después de que Le habían sido sometidos ángeles, autoridades y potestades.
(1 Peter 3:22)
Cuando Lo vi, caí como muerto a Sus pies. Y El puso Su mano derecha sobre mí, diciendo: "No temas, Yo soy el Primero y el Ultimo,
(Revelation 1:17)
Nadie Me la quita, sino que Yo la doy de Mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de Mi Padre."
(John 10:18)
Estuve entre ustedes con debilidad y con temor y mucho temblor,
(1 Corinthians 2:3)
Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne.
(2 Corinthians 10:3)
Entonces se apareció un ángel del cielo, que Lo fortalecía.
(Luke 22:43)
y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por (como resultado de) la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo.
(Romans 1:4)
Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El,
(Romans 6:8)