Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y Le rogó: "Señor, si quieres, puedes limpiarme."
(Luke 5:12)
Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: "Quiero; sé limpio." Y al instante la lepra lo dejó.
(Luke 5:13)
Y El le mandó que no se lo dijera a nadie. "Pero anda," le dijo, "muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio."
(Luke 5:14)
Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades.
Pero con frecuencia El se retiraba a lugares solitarios y oraba.
(Luke 5:16)
Y un día que El estaba enseñando, estaban allí sentados algunos Fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con El para sanar.
(Luke 5:17)
Y unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús.
(Luke 5:18)
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Y esta noticia (fama) se difundió por toda aquella tierra.
(Matthew 9:26)
Enseguida Su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.
(Mark 1:28)
Entre tanto, una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros. Jesús comenzó a hablar primero a Sus discípulos: "Cuídense de la levadura de los Fariseos, que es la hipocresía.
(Luke 12:1)
Y vinieron a El grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos y los pusieron a Sus pies y El los sanó;
(Matthew 15:30)
Pero él, en cuanto salió comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes.
(Mark 1:45)
Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio (las buenas nuevas) del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
(Matthew 4:23)
Grandes multitudes acompañaban a Jesús; y El, volviéndose, les dijo:
(Luke 14:25)
El temor del SEÑOR es instrucción de sabiduría, Y antes de la gloria está la humildad.
(Proverbs 15:33)
Entonces Jesús se retiró al mar con Sus discípulos, y una gran multitud de Galilea Lo siguió. Y también de Judea,
(Mark 3:7)
Y una gran multitud Lo seguía, pues veían las señales (los milagros) que realizaba en los enfermos.
(John 6:2)