y lo mismo les sucedió también a Jacobo (Santiago) y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres."
(Luke 5:10)
Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
(Luke 5:11)
Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y Le rogó: "Señor, si quieres, puedes limpiarme."
(Luke 5:12)
Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: "Quiero; sé limpio." Y al instante la lepra lo dejó.
Y El le mandó que no se lo dijera a nadie. "Pero anda," le dijo, "muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio."
(Luke 5:14)
Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades.
(Luke 5:15)
Pero con frecuencia El se retiraba a lugares solitarios y oraba.
(Luke 5:16)
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Luke 5:13 - Cross Reference
Entonces dijo Dios: "Sea la luz." Y hubo luz.
(Genesis 1:3)
Los libraré de todas sus inmundicias; llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no traeré hambre sobre ustedes.
(Ezekiel 36:29)
Porque El habló, y fue hecho; El mandó, y todo se confirmó.
(Psalm 33:9)
Y Eliseo le envió un mensajero, diciendo: "Ve y lávate en el Jordán siete veces, y tu carne se te restaurará y quedarás limpio."
(2 Kings 5:10)
Entonces dijo Dios: "Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco." Y así fue.
(Genesis 1:9)
Yo sanaré su apostasía, Los amaré generosamente, Pues Mi ira se ha apartado de ellos.
(Hosea 14:4)
Entonces él bajó y se sumergió siete veces en el Jordán conforme a la palabra del hombre de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.
(2 Kings 5:14)
Puedes irte, tu hijo vive," le dijo Jesús. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
(John 4:50)
Entonces los rociaré con agua limpia y quedarán limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré.
(Ezekiel 36:25)
Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.
(Luke 4:39)
Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Hágase en ustedes según su fe."
(Matthew 9:29)
Pero El, tomándola de la mano, clamó, diciendo: "¡Niña, levántate!"
(Luke 8:54)