¿Quién de entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron completamente pudo librar a su pueblo de mi mano, para que el Dios de ustedes pueda librarlos de mi mano? (2 Chronicles 32:14)

Ahora pues, no dejen que Ezequías los engañe y los extravíe en esta forma. No crean en él, porque ningún dios de ninguna nación ni reino pudo librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos los librará de mi mano el Dios de ustedes!'" (2 Chronicles 32:15)

Y los siervos de Senaquerib hablaron aún más contra el SEÑOR Dios y contra su siervo Ezequías. (2 Chronicles 32:16)

Proclamaron esto a gran voz en la lengua de Judá al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para espantarlos y aterrorizarlos, para así poder tomar la ciudad. (2 Chronicles 32:18)

Y hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, obra de manos de hombres. (2 Chronicles 32:19)

Pero el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, oraron sobre esto, y clamaron al cielo. (2 Chronicles 32:20)