Sin amor nada vale

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SUMMARY: La autora reflexiona sobre el amor y su importancia en su vida, especialmente en este año en el que ha cumplido 25 años de casada, su hija se ha casado y se ha convertido en abuela. Destaca que el mayor tesoro que tiene es el amor de su Padre celestial, y que este amor es invariable y se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida. Además, reta a los lectores a dedicarse a conocer a Dios como él es, a aspirar a crecer en el amor y a crecer en su demostración de amor hacia otros. Termina orando por el poder del amor sanador de Dios en cada persona y familia.

En este año más que nunca Dios me ha guiado a meditar sobre el amor. Es posible que sea que uno llega a cierta a edad ya empieza quizás a revaluar su vida y ver cómo está en las cosas importantes de la vida. Fue el año que también cumplimos 25 años de casados, y fue el año que una de nuestras hijas se casó. Y fue el año donde por primera vez estamos experimentando lo que es ser abuelos. Y todas esas cosas hacen que uno medite con profundidad cómo ha llegado ahí y cómo puede mejorar para el futuro.

Y he descubierto que el mayor tesoro que yo tengo es el amor de mi Padre celestial. Es la conciencia de su presencia en mi vida el hecho de que él es el que pilotea mi avión y que todos los aspectos de mi vida están bajo su control y que a él nada se le escapa, aún lo que yo no veo él lo ve. Y yo le quiero decir en esta noche que el amor de Dios es invariable. Siempre ha estado y siempre estará sobre ti. Ninguno de nosotros es un error y ninguno de nosotros escapa a los ojos de amor de nuestro Padre.