No importa el valle que estés pasando, Dios está contigo
Miriam CarrasquilloCuando Jesús estaba siendo crucificado pronunció estas palabras: ¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?! Cuando hizo esta exclamación estaba pasando por un momento lleno de angustia, dolor y gran sufrimiento.
Fue tanta su agonía que El no podía sentir, o percibir al Dios Padre junto a El; se sintió solo en un momento dado. La presencia de Dios fue opacada por tanto dolor, y sufrimiento - Aunque Dios nunca, ni por un instante le dejó, Jesús sintió que el espíritu de Dios se había apartado de El.