Nueva Biblia Latinoamericana
Ahora, cuando esta carta llegue a ustedes, como los hijos de su señor están con ustedes, así como también los carros y los caballos y una ciudad fortificada y las armas, (2 Reyes 10:2)
escojan al mejor y más capaz de entre los hijos de su señor, y pónganlo en el trono de su padre, y luchen por la casa de su señor." (2 Reyes 10:3)
Pero ellos temieron en gran manera y dijeron: "Si los dos reyes no pudieron sostenerse delante de él; ¿cómo, pues, podremos sostenernos nosotros?" (2 Reyes 10:4)
Y el que estaba a cargo de la casa, y el que estaba sobre la ciudad, los ancianos, y los preceptores de los hijos, enviaron palabra a Jehú, diciendo: "Somos sus siervos, haremos todo lo que nos digas, a nadie proclamaremos rey. Haga usted lo que le parezca bien."
Entonces por segunda vez les escribió una carta, diciendo: "Si están de mi parte y escuchan mi voz, tomen las cabezas de los hombres, de los hijos de su señor, y vengan a verme a Jezreel mañana a estas horas." Y los hijos del rey, setenta personas, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban. (2 Reyes 10:6)
Cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y los degollaron, setenta personas, pusieron sus cabezas en canastas y se las enviaron a Jehú en Jezreel. (2 Reyes 10:7)
Cuando el mensajero vino y le avisó: "Han traído las cabezas de los hijos del rey," él dijo: "Pónganlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana." (2 Reyes 10:8)

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2 Reyes 10:5 - Referencia Cruzada

No los escuchen; sirvan al rey de Babilonia y vivirán. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad? (Jeremías 27:17)
Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria en Laquis: "He hecho lo malo. Retírate de mí; lo que me impongas, aceptaré." Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, 10.2 toneladas de plata y una tonelada de oro. (2 Reyes 18:14)
Y nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos dijeron: 'Tomen provisiones en su mano para el camino, vayan a su encuentro y díganles: "Somos siervos de ustedes; hagan, pues, pacto con nosotros."' (Josué 9:11)
Respondieron ellos a Josué: "Somos tus siervos." Y Josué les preguntó: "¿Quiénes son, y de dónde vienen?" (Josué 9:8)
Se ciñeron cilicio en sus lomos, pusieron cuerdas sobre sus cabezas y vinieron al rey de Israel, y dijeron: "Su siervo Ben Adad dice: 'Te ruego que me perdones la vida.'" Y él dijo: "¿Vive todavía? Es mi hermano." (1 Reyes 20:32)
Si alguien Me sirve, que Me siga; y donde Yo estoy, allí también estará Mi servidor; si alguien Me sirve, el Padre lo honrará. (Juan 12:26)
El rey de Israel le respondió: "Sea conforme a tu palabra, oh rey, señor mío; tuyo soy yo y todo lo que tengo." (1 Reyes 20:4)
Y ellos respondieron a Josué: "Porque ciertamente tus siervos fueron informados de que el SEÑOR tu Dios había ordenado a Su siervo Moisés que les diera toda la tierra, y que destruyera a todos los habitantes de la tierra delante de ustedes. Por tanto, temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de ustedes, y hemos hecho esto. (Josué 9:24)
Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que llegue también la hora a su propia tierra; entonces muchas naciones y grandes reyes lo harán su siervo. (Jeremías 27:7)