Nueva Biblia Latinoamericana
de las naciones acerca de las cuales el SEÑOR había dicho a los Israelitas: "No se unirán a ellas, ni ellas se unirán a ustedes, porque ciertamente desviarán su corazón tras sus dioses." Pero Salomón se apegó a ellas con amor. (1 Reyes 11:2)
Y tuvo 700 mujeres que eran princesas y 300 concubinas, y sus mujeres desviaron su corazón. (1 Reyes 11:3)
Porque cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por completo al SEÑOR su Dios, como había estado el corazón de David su padre. (1 Reyes 11:4)
Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los Sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los Amonitas.
Salomón hizo lo malo a los ojos del SEÑOR, y no siguió plenamente al SEÑOR, como Lo había seguido su padre David. (1 Reyes 11:6)
Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los Amonitas. (1 Reyes 11:7)
Así hizo también para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. (1 Reyes 11:8)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Reyes 11:5":

Dr. Roberto Miranda
Nuestra fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida
Consejos sobre cómo la fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestras creencias hasta nuestras decisiones públicas y políticas. Al renunciar al pecado y vivir según los principios espirituales, podemos recibir la bendición de Dios.


Dr. Roberto Miranda
Nuestra fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida
La importancia de permitir que la fe afecte todos los aspectos de la vida, incluyendo la política y la moralidad, para experimentar un avivamiento espiritual y la bendición de Dios.


1 Reyes 11:5 - Referencia Cruzada

Dirás también a los Israelitas: 'Cualquiera de los Israelitas, o de los extranjeros que residen en Israel, que entregue alguno de sus hijos a Moloc, ciertamente se le dará muerte; el pueblo de la tierra lo matará a pedradas. (Levítico 20:2)
Pero los Israelitas volvieron a hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. Sirvieron a los Baales, a Astarot, a los dioses de Aram, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los Amonitas y a los dioses de los Filisteos. Abandonaron, pues, al SEÑOR y no le sirvieron. (Jueces 10:6)
Exterminaré a los que se postran en las terrazas Ante el ejército del cielo, A los que se postran y juran por el SEÑOR Y juran también por Milcom, (Sofonías 1:5)
Pasen, pues, a las islas de Quitim (Chipre) y vean; Envíen gente a Cedar y observen atentamente, Y vean si ha habido cosa semejante: (Jeremías 2:10)
porque Me han abandonado, y han adorado a Astoret, diosa de los Sidonios, a Quemos, dios de los Moabitas, y a Milcom, dios de los Amonitas, y no han andado en Mis caminos, para hacer lo recto delante de Mis ojos y guardar Mis estatutos y Mis ordenanzas, como lo hizo su padre David. (1 Reyes 11:33)
Dejaron al SEÑOR y sirvieron a Baal y a Astarot. (Jueces 2:13)
Entonces Samuel habló a toda la casa de Israel: "Si es que ustedes se vuelven al SEÑOR con todo su corazón, entonces quiten de entre ustedes los dioses extranjeros y a Astarot, y dirijan su corazón al SEÑOR, y sírvanle sólo a El; y El los librará de la mano de los Filisteos." (1 Samuel 7:3)
Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los Amonitas. (1 Reyes 11:7)
Entonces clamaron al SEÑOR, y dijeron: 'Hemos pecado porque hemos dejado al SEÑOR y hemos servido a los Baales y a Astarot; pero ahora, líbranos de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos.' (1 Samuel 12:10)
Tampoco darás hijo tuyo para ofrecerlo a Moloc, ni profanarás el nombre de tu Dios. Yo soy el SEÑOR. (Levítico 18:21)
El rey también profanó los lugares altos que estaban frente a Jerusalén, los que estaban a la derecha del monte de destrucción, que Salomón, rey de Israel, había edificado a Astoret, abominación de los Sidonios, y a Quemos, abominación de los Moabitas, y a Milcom, ídolo abominable de los Amonitas. (2 Reyes 23:13)