Nueva Biblia Latinoamericana
Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan difícil que el rey no pudiera explicárselo. (1 Reyes 10:3)
Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado, (1 Reyes 10:4)
los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó sin aliento. (1 Reyes 10:5)
Entonces le dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría!
Pero yo no podía creer lo que me decían, hasta que he venido y mis propios ojos lo han visto. No se me había contado ni la mitad. Usted supera en sabiduría y prosperidad la fama que había oído. (1 Reyes 10:7)
Bienaventurados sus hombres, bienaventurados éstos sus siervos que están delante de usted continuamente y oyen su sabiduría. (1 Reyes 10:8)
Bendito sea el SEÑOR su Dios que se agradó de usted para ponerle sobre el trono de Israel. Por el amor que el SEÑOR ha tenido siempre a Israel, le ha puesto por rey para hacer derecho y justicia." (1 Reyes 10:9)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Reyes 10:6":

Omar Soto
El corazón de Dios para su casa
En este artículo se habla sobre la importancia de entender la intención de Dios para su casa, su iglesia, y cómo podemos experimentar su amor y protección bajo su cobertura divina. El autor también enfatiza la necesidad de prestar atención a las palabras de Dios y estar dispuestos a recibir su disciplina si es necesario.


Dr. Roberto Miranda
Vivir en tiempos de normalidad
En este sermón, el pastor habla sobre la historia de la Sunamita y la importancia de buscar a Dios con pasión y persistencia, así como de bendecir y apoyar a la iglesia. También se centra en el liderazgo espiritual de los hombres y la generosidad en la iglesia, y destaca la bendición que viene al preferir a Dios sobre todas las cosas.


1 Reyes 10:6 - Referencia Cruzada

Entonces dijo al rey: "Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría. (2 Crónicas 9:5)