Nueva Biblia Latinoamericana
Pero los hijos de Elí eran hombres indignos; no conocían al SEÑOR (1 Samuel 2:12)
ni la costumbre de los sacerdotes con el pueblo: cuando alguien ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote con un tenedor de tres dientes en su mano mientras se cocía la carne, (1 Samuel 2:13)
lo introducía en la cazuela, la olla, la caldera o el caldero, y todo lo que el tenedor sacaba, lo tomaba el sacerdote para sí. Así hacían ellos en Silo con todos los Israelitas que iban allí. (1 Samuel 2:14)
Además, antes de quemar la grasa, el criado del sacerdote venía y decía al hombre que ofrecía el sacrificio: "Da al sacerdote carne para asar, pues no aceptará de ti carne cocida, sino solamente cruda."
Y si el hombre le decía: "¿Ciertamente deben quemar primero la grasa y después toma todo lo que quieras;" él respondía: "No, sino que me la darás ahora, y si no la tomaré por la fuerza." (1 Samuel 2:16)
El pecado de los jóvenes era muy grande delante del SEÑOR, porque despreciaban la ofrenda del SEÑOR. (1 Samuel 2:17)
Samuel, siendo niño, ministraba delante del SEÑOR usando un efod de lino. (1 Samuel 2:18)

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1 Samuel 2:15 - Referencia Cruzada

Entonces el sacerdote los quemará sobre el altar como alimento. Es una ofrenda encendida como aroma agradable. Toda la grasa es del SEÑOR. (Levítico 3:16)
cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales. (Filipenses 3:19)
Estos son escollos ocultos (manchas ocultas) en los ágapes de ustedes (fiestas espirituales de amor), cuando banquetean con ustedes sin temor, apacentándose (cuidándose) a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por los vientos, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados. (Judas 1:12)
Porque los tales son esclavos, no de Cristo nuestro Señor, sino de sus propios apetitos, y por medio de palabras suaves y lisonjeras engañan los corazones de los ingenuos. (Romanos 16:18)
El que ofrece el sacrificio de las ofrendas de paz, presentará una ofrenda encendida al SEÑOR: la grasa que cubre las entrañas y toda la grasa que hay sobre las entrañas, (Levítico 3:3)