Aunque Moisés tenía 120 años cuando murió, no se habían apagado sus ojos, ni había perdido su vigor.
(Deuteronomio 34:7)Los Israelitas lloraron a Moisés por treinta días en la llanura de Moab; así se cumplieron los días de llanto y duelo por Moisés.
(Deuteronomio 34:8)Y Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los Israelitas le escucharon e hicieron tal como el SEÑOR había mandado a Moisés.
(Deuteronomio 34:9)Desde entonces no ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conocía cara a cara,
nadie como él por todas las señales y prodigios que el SEÑOR le mandó hacer en la tierra de Egipto, contra Faraón, contra todos sus siervos y contra toda su tierra,
(Deuteronomio 34:11)y por la mano poderosa y por todos los hechos grandiosos y terribles que Moisés realizó ante los ojos de todo Israel.
(Deuteronomio 34:12)Después de la muerte de Moisés, siervo del SEÑOR, el SEÑOR habló a Josué, hijo de Nun, y ayudante (ministro) de Moisés, y le dijo:
(Josué 1:1)Otras publicaciones relacionadas con "Deuteronomio 34:10":
Deuteronomio 34:10 - Referencia Cruzada
Cara a cara el SEÑOR habló con ustedes en el monte de en medio del fuego,
(Deuteronomio 5:4)Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oirán.
(Deuteronomio 18:15)Y el SEÑOR acostumbraba hablar con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Cuando Moisés regresaba al campamento, su joven ayudante Josué, hijo de Nun, no se apartaba de la tienda.
(Éxodo 33:11)Este es el mismo Moisés que dijo a los Israelitas: 'DIOS LES LEVANTARA UN PROFETA COMO YO DE ENTRE SUS HERMANOS.'
(Hechos 7:37)El dijo: "Oigan ahora Mis palabras: Si entre ustedes hay profeta, Yo, el SEÑOR, me manifestaré a él en visión. Hablaré con él en sueños.
(Números 12:6)Moisés dijo: 'EL SEÑOR DIOS LES LEVANTARA A USTEDES UN PROFETA COMO YO DE ENTRE SUS HERMANOS; A EL PRESTARAN ATENCION en todo cuanto les diga.
(Hechos 3:22)Moisés fue fiel en toda la casa de Dios como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir más tarde.
(Hebreos 3:5)