Nueva Biblia Latinoamericana
Las destruimos totalmente, como hicimos con Sehón, rey de Hesbón, exterminando a todos los hombres, mujeres y niños de cada ciudad. (Deuteronomio 3:6)
Pero tomamos como nuestro botín todos los animales y los despojos de las ciudades. (Deuteronomio 3:7)
Tomamos entonces la tierra de mano de los dos reyes de los Amorreos que estaban del otro lado del Jordán, desde el Valle del Arnón hasta el Monte Hermón (Deuteronomio 3:8)
(los Sidonios llaman Sirión, a Hermón, y los Amorreos lo llaman Senir):
todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo Basán, hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán. (Deuteronomio 3:10)
Porque sólo Og, rey de Basán, quedaba de los gigantes. Su cama era una cama de hierro; está en Rabá, ciudad de los Amonitas. Tenía 9 codos (4 m) de largo y 1.6 metros de ancho, según el codo de un hombre (la distancia del codo al fin de mano, 45 cm). (Deuteronomio 3:11)
Tomamos posesión, pues, de esta tierra en aquel tiempo. Desde Aroer, que está en el Valle del Arnón, y la mitad de la región montañosa de Galaad y sus ciudades, se la di a los Rubenitas y a los Gaditas. (Deuteronomio 3:12)

Otras publicaciones relacionadas con "Deuteronomio 3:9":

Dr. Roberto Miranda
Una oportunidad desperdiciada
Este sermón habla sobre cómo reaccionamos ante las ofensas y conflictos en nuestras vidas, y la importancia de vivir conforme a los principios del Reino de Dios. Se utiliza la historia de Dina en Génesis para ilustrar cómo los hijos de Dios deben poner por encima los valores del Reino de Dios, como la paz, la misericordia y el perdón.


Samuel Acevedo
No temas, ni desmayes
En este artículo, Samuel Acevedo nos recuerda la importancia de no temer ni desmayar en nuestra vida cristiana y cómo mantener una relación viva con Dios para encontrar paz y bendición en Él.


Deuteronomio 3:9 - Referencia Cruzada

Los hijos de la media tribu de Manasés habitaron en la región; eran muy numerosos desde Basán hasta Baal Hermón, Senir y el Monte Hermón. (1 Crónicas 5:23)
Ven conmigo desde el Líbano, esposa mía , Ven conmigo desde el Líbano. Baja desde la cumbre del Amaná, Desde la cumbre del Senir y del Hermón, Desde las guaridas de los leones, Desde los montes de los leopardos. (Cantares 4:8)
El norte y el sur, Tú los creaste; El Tabor y el Hermón aclamarán con gozo a Tu nombre. (Salmos 89:12)
Y como becerro hace saltar al Monte Líbano; Y al Monte Sirión (Hermón) como cría de búfalo. (Salmos 29:6)
De los cipreses de Senir te han hecho todas tus tablas; Del Líbano han tomado un cedro para hacerte un mástil. (Ezequiel 27:5)
Es como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí mandó el SEÑOR la bendición, la vida para siempre. (Salmos 133:3)
desde Aroer, que está a la orilla del Valle del Arnón, hasta el Monte Sion, es decir, Hermón, (Deuteronomio 4:48)
desde el Monte Halac, que se levanta hacia Seir, hasta Baal Gad en el Valle del Líbano, al pie del Monte Hermón. Capturó a todos sus reyes, los hirió y los mató. (Josué 11:17)