Nueva Biblia Latinoamericana
Y a los ángeles que no conservaron su señorío original, sino que abandonaron su morada legítima, los ha guardado en prisiones eternas bajo tinieblas, para el juicio del gran día. (Judas 1:6)
Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, a semejanza de aquéllos, puesto que ellas se corrompieron (se entregaron a gran inmoralidad) y siguieron carne extraña, son exhibidas como ejemplo al sufrir el castigo del fuego eterno. (Judas 1:7)
No obstante, de la misma manera también estos hombres, soñando, contaminan su cuerpo, rechazan la autoridad, y blasfeman de las majestades angélicas. (Judas 1:8)
Pero cuando el arcángel Miguel luchaba contra el diablo y discutía acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: "El Señor te reprenda."
Pero éstos blasfeman las cosas que no entienden, y las cosas que como animales irracionales conocen por instinto, por estas cosas son ellos destruidos. (Judas 1:10)
¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y por ganar dinero se lanzaron al error de Balaam, y perecieron en la rebelión de Coré. (Judas 1:11)
Estos son escollos ocultos (manchas ocultas) en los ágapes de ustedes (fiestas espirituales de amor), cuando banquetean con ustedes sin temor, apacentándose (cuidándose) a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por los vientos, árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y desarraigados. (Judas 1:12)

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Judas 1:9 - Referencia Cruzada

Sin embargo, te declararé lo que está inscrito en el libro de la verdad, pero no hay nadie que se mantenga firme a mi lado contra estas fuerzas, sino Miguel, el príncipe de ustedes. (Daniel 10:21)
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que vela sobre los hijos de tu pueblo. Será un tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existen las naciones hasta entonces. Y en ese tiempo tu pueblo será librado, todos los que se encuentren inscritos en el libro. (Daniel 12:1)
Entonces hubo guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón. Y el dragón y sus ángeles lucharon, (Apocalipsis 12:7)
no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fueron llamados con el propósito de heredar bendición. (1 Pedro 3:9)
Y David salió a su encuentro, y les dijo: "Si vienen a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá con ustedes; pero si vienen para entregarme a mis enemigos, ya que no hay maldad en mis manos, que el Dios de nuestros padres lo vea y decida." (1 Crónicas 12:17)
Y el ángel del SEÑOR dijo a Satanás: "El SEÑOR te reprenda, Satanás. Repréndate el SEÑOR que ha escogido a Jerusalén. ¿No es éste un tizón arrebatado del fuego?" (Zacarías 3:2)
Y ellos le dijeron: "Así dice Ezequías: 'Este día es día de angustia, de reprensión y de desprecio, pues hijos están para nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz. (Isaías 37:3)
Y El lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet Peor; pero nadie sabe hasta hoy el lugar de su sepultura. (Deuteronomio 34:6)
Uno de los malhechores que estaban colgados allí Le lanzaba insultos (blasfemias), diciendo: "¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a nosotros!" (Lucas 23:39)
El Rabsaces se puso en pie, gritó a gran voz en la lengua de Judá: "Escuchen las palabras del gran rey, el rey de Asiria. (Isaías 36:13)
Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. (1 Tesalonicenses 4:16)
Pero el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días, pero Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia. (Daniel 10:13)
cuando los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio injurioso contra ellos delante del Señor. (2 Pedro 2:11)
Así dirán a Ezequías, rey de Judá: 'No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo: "Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria." (Isaías 37:10)
Los que pasaban Lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: "¡Bah! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, (Marcus 15:29)
No maldecirás a Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo. (Éxodo 22:28)