Por aquel tiempo se produjo un alboroto no pequeño por motivo del Camino.
(Hechos 19:23)Porque cierto platero que se llamaba Demetrio, que labraba templecillos de plata de Diana (Artemisa) y producía no pocas ganancias a los artífices,
(Hechos 19:24)reunió a éstos junto con los obreros de oficios semejantes, y dijo: "Compañeros, ustedes saben que nuestra prosperidad depende de este comercio.
(Hechos 19:25)Pueden ver y oír que no sólo en Efeso, sino en casi toda Asia, este Pablo ha persuadido a una gran cantidad de gente, y la ha apartado, diciendo que los dioses hechos con las manos no son dioses verdaderos .
Y no sólo corremos el peligro de que nuestro oficio caiga en descrédito, sino también de que el templo de la gran diosa Diana se considere sin valor, y que ella, a quien adora toda Asia y el mundo entero, sea despojada de su grandeza."
(Hechos 19:27)Cuando oyeron esto, se llenaron de ira, y comenzaron a gritar: "¡Grande es Diana de los Efesios!"
(Hechos 19:28)La ciudad se llenó de confusión y a una se precipitaron en el teatro, arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, los compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia.
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Hechos 19:26 - Referencia Cruzada
Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombre.
(Salmos 115:4)También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban.
(Hechos 19:18)¿Quién ha dado forma a un dios o fundido un ídolo para no tener ganancia?
(Isaías 44:10)Así les dirán: "Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de los cielos."
(Jeremías 10:11)¿Qué quiero decir, entonces? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo, o que un ídolo es algo?
(1 Corintios 10:19)Todo hombre es torpe, falto de conocimiento; Todo orfebre se avergüenza de su ídolo; Porque engañosas son sus imágenes fundidas, Y no hay aliento en ellas.
(Jeremías 10:14)Señores, ¿por qué hacen estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que ustedes, y les anunciamos el evangelio para que se vuelvan de estas cosas vanas (de estos ídolos) a un Dios vivo, QUE HIZO EL CIELO, LA TIERRA, EL MAR, Y TODO LO QUE HAY EN ELLOS .
(Hechos 14:15)Allí ustedes servirán a dioses hechos por manos de hombre, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
(Deuteronomio 4:28)Llegaron a Efeso y dejó allí a Priscila y Aquila. Y entrando Pablo a la sinagoga, discutía con los Judíos.
(Hechos 18:19)Porque de Israel es éste también; Un artífice lo hizo, y él no es Dios; Ciertamente será hecho pedazos el becerro de Samaria.
(Oseas 8:6)Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero,
(1 Tesalonicenses 1:9)Por tanto, en cuanto a comer de lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es nada (no tiene verdadera existencia) en el mundo, y que no hay sino un solo Dios.
(1 Corintios 8:4)¿A quién Me asemejarán, Me igualarán o Me compararán Para que seamos semejantes?
(Isaías 46:5)Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Naturaleza Divina sea semejante a oro, plata o piedra, esculpidos por el arte y el pensamiento humano.
(Hechos 17:29)El resto de la humanidad, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra, y de madera, que no pueden ver ni oír ni andar.
(Apocalipsis 9:20)Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; Pues un leño del bosque es cortado, Lo trabajan las manos de un artífice con el cincel;
(Jeremías 10:3)Pero en aquel tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios, eran siervos de los que por naturaleza no son dioses.
(Gálatas 4:8)Ustedes saben que cuando eran paganos, de una manera u otra eran arrastrados hacia los ídolos mudos.
(1 Corintios 12:2)Los ídolos de las naciones son plata y oro, Obra de manos de hombre.
(Salmos 135:15)Esto continuó por dos años, de manera que todos los que vivían en Asia (provincia occidental de Asia Menor) oyeron la palabra del Señor, tanto Judíos como Griegos.
(Hechos 19:10)