Nueva Biblia Latinoamericana
Enseguida los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas a Berea, los cuales, al llegar, fueron a la sinagoga de los Judíos. (Hechos 17:10)
Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. (Hechos 17:11)
Por eso muchos de ellos creyeron, así como también un buen número de Griegos, hombres y mujeres de distinción. (Hechos 17:12)
Pero cuando los Judíos de Tesalónica supieron que la palabra de Dios había sido proclamada por Pablo también en Berea, fueron también allá para agitar y alborotar a las multitudes.
Entonces los hermanos inmediatamente enviaron a Pablo para que fuera hasta el mar; pero Silas y Timoteo se quedaron allí. (Hechos 17:14)
Los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas; y después de recibir órdenes de que Silas y Timoteo se unieran a él lo más pronto posible, se fueron. (Hechos 17:15)
Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía (se indignaba) dentro de él al contemplar la ciudad llena de ídolos. (Hechos 17:16)

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Hechos 17:13 - Referencia Cruzada

¿Piensan que vine a dar paz en la tierra? No, les digo, sino más bien división. (Lucas 12:51)
Cuando estaban para cumplirse los siete días, los Judíos de Asia (provincia occidental de Asia Menor), al verlo en el templo alborotaron a todo el pueblo y le echaron mano, (Hechos 21:27)
Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él , lo arrestaron y lo trajeron al Concilio (Sanedrín). (Hechos 6:12)
Pero los Judíos que no creyeron, excitaron y llenaron de odio los ánimos (las almas) de los Gentiles contra los hermanos. (Hechos 14:2)
Pero los Judíos, llenos de envidia, llevaron algunos hombres malvados de la plaza pública, organizaron una turba y alborotaron la ciudad. Asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. (Hechos 17:5)
Pues ustedes, hermanos, llegaron a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea, porque también ustedes padecieron los mismos sufrimientos a manos de sus propios compatriotas, tal como ellos padecieron a manos de los Judíos. (1 Tesalonicenses 2:14)
Ciertamente no hubo nadie como Acab que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, porque Jezabel su mujer lo había convencido. (1 Reyes 21:25)
Pero, ¡ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas que cierran el reino de los cielos delante de los hombres! Porque ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que están entrando. (Mateo 23:13)
El hombre arrogante provoca rencillas, Pero el que confía en el SEÑOR prosperará. (Proverbios 28:25)
El hombre irascible provoca riñas, Pero el lento para la ira apacigua pleitos. (Proverbios 15:18)