Meterás la mesa y pondrás en orden lo que va sobre ella. Meterás también el candelabro y colocarás encima sus lámparas.
(Éxodo 40:4)Asimismo pondrás el altar de oro para el incienso delante del arca del testimonio, y colocarás la cortina a la entrada del tabernáculo.
(Éxodo 40:5)Pondrás el altar del holocausto delante de la entrada del tabernáculo de la tienda de reunión.
(Éxodo 40:6)Después colocarás la pila entre la tienda de reunión y el altar, y pondrás agua en ella.
Pondrás el atrio alrededor y colgarás el velo a la entrada del atrio.
(Éxodo 40:8)Luego tomarás el aceite de la unción, y ungirás el tabernáculo y todo lo que hay en él. Lo consagrarás con todos sus utensilios, y será santo.
(Éxodo 40:9)Ungirás además el altar del holocausto y todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será santísimo.
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Éxodo 40:7 - Referencia Cruzada
En aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza.
(Zacarías 13:1)Pero si andamos en la Luz, como El está en la Luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.
(1 Juan 1:7)Lavaré en inocencia mis manos, Y andaré alrededor de Tu altar, oh SEÑOR,
(Salmos 26:6)El nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo,
(Tito 3:5)Harás también una pila de bronce, con su base de bronce, para lavatorio. La colocarás entre la tienda de reunión y el altar, y pondrás agua en ella.
(Éxodo 30:18)Puso la pila entre la tienda de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavarse,
(Éxodo 40:30)Además hizo la pila de bronce y su base de bronce, de los espejos de las mujeres que servían a la puerta de la tienda de reunión.
(Éxodo 38:8)acerquémonos con corazón sincero (verdadero), en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
(Hebreos 10:22)y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre,
(Apocalipsis 1:5)