Nueva Biblia Latinoamericana
Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; (Hechos 2:44)
vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. (Hechos 2:45)
Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, (Hechos 2:46)
alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.
Cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena (3 p.m.), la hora de la oración. (Hechos 3:1)
Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. (Hechos 3:2)
Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna. (Hechos 3:3)

Otras publicaciones relacionadas con "Hechos 2:47":

Dr. Roberto Miranda
Tres actitudes - perserverar, compartir y orar
En este artículo, el Dr. Roberto Miranda habla sobre la importancia de la vida de comunidad en la vida cristiana y cómo los primeros cristianos perseveraban en la doctrina, compartían y oraban juntos. También destaca la importancia de la autenticidad y el amor en la vida cristiana y cómo estos valores pueden atraer a otros a Jesucristo.


Dr. Roberto Miranda
Los requisitos del milagro
En este artículo, el autor reflexiona sobre el primer milagro formal registrado en la Biblia después de la ascensión de Cristo, donde Pedro y Juan sanan a un paralítico en el templo en el nombre de Jesús. Se enfatiza la importancia de cultivar la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, poner la fe en Jesucristo y no en los hombres o iglesias, y la necesidad de una iglesia activa y evangelística para atraer a otros a Cristo. El autor también reflexiona sobre el concepto de la restauración de todas las cosas y cómo esto puede ser una señal de que aún queda mucho trabajo por hacer en la tierra antes de que Cristo regrese.


Hechos 2:47 - Referencia Cruzada

Y después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir, no hallando la manera de castigarlos por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; (Hechos 4:21)
Pero ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, el pueblo los tenía en gran estima. (Hechos 5:13)
Porque el que de esta manera sirve a Cristo, es aceptable a Dios y aprobado por los hombres. (Romanos 14:18)
A los que predestinó, a ésos también llamó. A los que llamó, a ésos también justificó. A los que justificó, a ésos también glorificó. (Romanos 8:30)
Isaías también exclama en cuanto a Israel: "AUNQUE EL NUMERO DE LOS HIJOS DE ISRAEL SEA COMO LA ARENA DEL MAR, sólo EL REMANENTE SERA SALVO; (Romanos 9:27)
porque era un hombre bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. (Hechos 11:24)
Oyendo esto los Gentiles, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna. (Hechos 13:48)
Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura (edad) y en gracia para con Dios y los hombres. (Lucas 2:52)
Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como 3,000 almas (personas). (Hechos 2:41)
Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y había abundante gracia sobre todos ellos. (Hechos 4:33)
Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y diariamente crecían en número. (Hechos 16:5)
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, (Tito 3:4)
Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. (1 Corintios 1:18)
Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios. (Romanos 11:5)
y no encontraban la manera de hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de El, escuchando lo que decía. (Lucas 19:48)
Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame." (Hechos 2:39)