Y Jesús añadió: "En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.
(Lucas 4:24)Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra;
(Lucas 4:25)sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón.
(Lucas 4:26)Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el Sirio."
Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas,
(Lucas 4:28)y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y Lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí.
(Lucas 4:29)Pero El, pasando por en medio de ellos, se fue.
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Lucas 4:27 - Referencia Cruzada
Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un gran hombre delante de su señor y tenido en alta estima, porque por medio de él el SEÑOR había dado la victoria (salvación) a Aram. También el hombre era un guerrero valiente, pero leproso.
(2 Reyes 5:1)¿Por qué te quejas contra El, Diciendo que no da cuenta de todas Sus acciones?
(Job 33:13)cómo entró en la casa de Dios y comieron los panes consagrados, que no les era lícito comer, ni a él ni a los que estaban con él, sino sólo a los sacerdotes?
(Mateo 12:4)Elías partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él estaba con la última. Elías pasó adonde él estaba y le echó su manto encima.
(1 Reyes 19:19)¿Quién Le ha señalado Su camino, Y quién Le ha dicho: 'Has hecho mal'?
(Job 36:23)¿Puede enseñarse a Dios sabiduría, Siendo que El juzga a los encumbrados?
(Job 21:22)Cuando Yo estaba con ellos, los guardaba en Tu nombre, el nombre que Me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.
(Juan 17:12)Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, Mas El actúa conforme a Su voluntad en el ejército del cielo Y entre los habitantes de la tierra. Nadie puede detener Su mano, Ni decirle: '¿Qué has hecho?'
(Daniel 4:35)