Nueva Biblia Latinoamericana
Y muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle, estaban allí, mirando de lejos. (Mateo 27:55)
Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. (Mateo 27:56)
Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús. (Mateo 27:57)
Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran.
Tomando José el cuerpo, lo envolvió en un lienzo limpio de lino, (Mateo 27:59)
y lo puso en su propio sepulcro nuevo que él había excavado en la roca. Después de rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro, se fue. (Mateo 27:60)
María Magdalena estaba allí, y la otra María, sentadas frente al sepulcro. (Mateo 27:61)

Otras publicaciones relacionadas con "Mateo 27:58":

Dr. Roberto Miranda
Palabras de esperanza en medio de la crisis
En este artículo, el Dr. Roberto Miranda habla sobre la importancia de tener palabras de fe y esperanza en Dios en medio de la crisis, en lugar de entrar en un lenguaje negativo. También destaca el poder de las palabras y cómo éstas pueden influir en nuestra situación.


Dr. Roberto Miranda
La relación entre Jesus y su mamá
El autor habla sobre la importancia de mantener una relación saludable entre padres e hijos, utilizando el ejemplo de Jesús y María en las bodas de Caná. Él enfatiza la importancia de honrar a las autoridades, aprender a escuchar y mantener límites saludables en las relaciones familiares para el bien de todos.


Mateo 27:58 - Referencia Cruzada

Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. (Marcus 15:44)
Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, (Lucas 23:52)