Nueva Biblia Latinoamericana
En verdad les digo que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. (Mateo 24:34)
El cielo y la tierra pasarán, pero Mis palabras no pasarán. (Mateo 24:35)
Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. (Mateo 24:36)
Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Pues así como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca, (Mateo 24:38)
y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre. (Mateo 24:39)
Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. (Mateo 24:40)

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Mateo 24:37 - Referencia Cruzada

por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado por el agua. (2 Pedro 3:6)
Noé tenía 600 años cuando las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. (Génesis 7:6)
Aconteció que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la superficie de la tierra, y les nacieron hijas, (Génesis 6:1)
quienes en otro tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba en los días de Noé durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua. (1 Pedro 3:20)
¿Seguirás en la senda antigua En que anduvieron los hombres malvados, (Job 22:15)
Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor reverente preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe. (Hebreos 11:7)
Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre. (Lucas 17:26)
y no comprendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será la venida del Hijo del Hombre. (Mateo 24:39)
Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, un predicador (heraldo) de justicia, con otros siete, cuando trajo el diluvio sobre el mundo de los impíos. (2 Pedro 2:5)