Me sacó por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por fuera hasta la puerta exterior, por la puerta que da al oriente. Y las aguas fluían del lado sur.
(Ezequiel 47:2)Cuando el hombre salió hacia el oriente con un cordel en la mano, midió 525 metros, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta los tobillos.
(Ezequiel 47:3)Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta las rodillas. De nuevo midió otros mil y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta la cintura.
(Ezequiel 47:4)Y midió otros mil; y ya era un río que yo no pude vadear, porque las aguas habían crecido, aguas que tenían que pasarse a nado, un río que no se podía vadear.
Entonces me preguntó: "¿Has visto, hijo de hombre?" Me llevó y me hizo volver a la orilla del río.
(Ezequiel 47:6)Cuando volví, vi que en la orilla del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.
(Ezequiel 47:7)Y me dijo: "Estas aguas salen hacia la región oriental y descienden al Arabá; luego siguen hacia el mar y desembocan en el mar; entonces las aguas del mar quedan purificadas.
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Ezequiel 47:5 - Referencia Cruzada
Otra parábola les contó Jesús: "El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo,
(Mateo 13:31)El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo (se oyeron) grandes voces en el cielo, que decían: "El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de Su Cristo (el Mesías). El reinará por los siglos de los siglos."
(Apocalipsis 11:15)No dañarán ni destruirán en todo Mi santo monte, Porque la tierra estará llena del conocimiento del SEÑOR Como las aguas cubren el mar.
(Isaías 11:9)El ángel prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años.
(Apocalipsis 20:2)La estuvo mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó.
(Daniel 2:34)Pues la tierra se llenará Del conocimiento de la gloria del SEÑOR Como las aguas cubren el mar.
(Habacuc 2:14)Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos, y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos.
(Apocalipsis 7:9)