Nueva Biblia Latinoamericana
(aunque el padre mismo no hizo ninguna de estas cosas); también come en los santuarios de los montes y deshonra a la mujer de su prójimo. (Ezequiel 18:11)
Además oprime al pobre y al necesitado, comete robo, no devuelve la prenda, levanta sus ojos a los ídolos y comete abominación; (Ezequiel 18:12)
también presta a interés y exige con usura; ¿vivirá? ¡No vivirá! Ha cometido todas estas abominaciones, ciertamente morirá; su sangre será sobre él. (Ezequiel 18:13)
Pero si tiene un hijo que observa todos los pecados que su padre ha cometido, y viéndolo no hace lo mismo,
pues no come en los santuarios de los montes, ni levanta sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni deshonra a la mujer de su prójimo; (Ezequiel 18:15)
no oprime a nadie, ni retiene la prenda, ni comete robo, sino que da su pan al hambriento y cubre al desnudo con ropa, (Ezequiel 18:16)
además retrae su mano del pobre, no cobra interés ni usura, cumple Mis ordenanzas y anda en Mis estatutos; ése hijo no morirá por la iniquidad de su padre, sino que vivirá. (Ezequiel 18:17)

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Ezequiel 18:14 - Referencia Cruzada

¡Llenen, pues, la medida de la culpa (pecado) de sus padres (terminen, pues, su pecado)! (Mateo 23:32)
Vayan, consulten al SEÑOR por mí y por los que quedan en Israel y en Judá, acerca de las palabras del libro que se ha encontrado. Porque grande es el furor del SEÑOR que se derrama sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no han guardado la palabra del SEÑOR, haciendo conforme a todo lo que está escrito en este libro." (2 Crónicas 34:21)
He escuchado y oído, Han hablado lo que no es recto; Ninguno se arrepiente de su maldad, Diciendo: '¿Qué he hecho?' Cada cual vuelve a su carrera, Como caballo que se lanza en la batalla. (Jeremías 8:6)
Consideré mis caminos, Y volví mis pasos a Tus testimonios. (Salmos 119:59)
Porque consideró y se apartó de todas las transgresiones que había cometido, ciertamente vivirá, no morirá. (Ezequiel 18:28)
El que engendra un necio, para su tristeza lo engendra, Y el padre del necio no tiene alegría. (Proverbios 17:21)
Pero consideren bien esto desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno; desde el día en que se pusieron los cimientos del templo del SEÑOR, consideren bien: (Hageo 2:18)
Ninguno reflexiona; no tienen conocimiento ni inteligencia para decir: "He quemado la mitad en el fuego, y también he cocido pan sobre sus brasas. He asado carne y la he comido; y del resto ¿haré una abominación? ¿Me postraré ante un pedazo de madera?" (Isaías 44:19)
Ahora pues, así dice el SEÑOR de los ejércitos: "¡Consideren bien sus caminos! (Hageo 1:5)
Y ellos no consideran en su corazón Que Yo recuerdo toda su maldad. Ahora les rodean sus hechos, Ante Mi rostro están. (Oseas 7:2)
Pero si tiene un hijo violento que derrama sangre y que hace cualquiera de estas cosas a un hermano (Ezequiel 18:10)
Y dije a sus hijos en el desierto: 'No anden en los estatutos de sus padres, ni guarden sus decretos, ni se contaminen con sus ídolos. (Ezequiel 20:18)
sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca, y quemaremos sacrificios a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces teníamos bastante alimento, prosperábamos y no veíamos mal alguno. (Jeremías 44:17)
En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa del SEÑOR y las reparó. (2 Crónicas 29:3)
Ustedes saben que no fueron redimidos (rescatados) de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, (1 Pedro 1:18)
El padre del justo se regocijará en gran manera, Y el que engendra un sabio se alegrará en él. (Proverbios 23:24)
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "¡Consideren bien sus caminos! (Hageo 1:7)
sino que han andado tras la terquedad de sus corazones y tras los Baales, tal como sus padres les enseñaron." (Jeremías 9:14)
Entonces, volviendo en sí, dijo: '¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco de hambre! (Lucas 15:17)