Nueva Biblia Latinoamericana
Y cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma y de sus hijas, la suerte de Samaria y de sus hijas, y junto con ellas, tu propia suerte, (Ezequiel 16:53)
para que cargues con tu humillación y te avergüences de todo lo que has hecho cuando seas consuelo para ellas. (Ezequiel 16:54)
Y tus hermanas, Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su estado anterior; también tú y tus hijas volverán a su estado anterior. (Ezequiel 16:55)
El nombre de tu hermana Sodoma no era mencionado en tu boca el día de tu soberbia,
antes que fuera descubierta tu maldad. Como ella, tú has venido a ser el oprobio de las hijas de Edom, de todas sus vecinas y de las hijas de los Filisteos que te desprecian por todos lados. (Ezequiel 16:57)
Llevas sobre ti el castigo de tu lascivia y de tus abominaciones," declara el SEÑOR. (Ezequiel 16:58)
Porque así dice el Señor DIOS: "Yo haré contigo como has hecho tú, que has despreciado el juramento violando el pacto. (Ezequiel 16:59)

Otras publicaciones relacionadas con "Ezequiel 16:56":

Dr. Roberto Miranda
Una oportunidad desperdiciada
Este sermón habla sobre cómo reaccionamos ante las ofensas y conflictos en nuestras vidas, y la importancia de vivir conforme a los principios del Reino de Dios. Se utiliza la historia de Dina en Génesis para ilustrar cómo los hijos de Dios deben poner por encima los valores del Reino de Dios, como la paz, la misericordia y el perdón.


Dr. Roberto Miranda
Adaptar una perspectiva sobrenatural (2 Reyes 6:24 - 7:20)
En este artículo, el pastor habla sobre la importancia de adoptar una perspectiva sobrenatural en la iglesia y nuestras vidas, basado en el pasaje de 2 Reyes 6 y 7. El autor invita a los creyentes a orar por sanidad, evangelizar, dar con fe y adoptar una mentalidad desesperada y violenta como la de los leprosos para tomar acción.


Ezequiel 16:56 - Referencia Cruzada

Que dice: 'Quédate donde estás, no te acerques a mí, Porque soy más santo que tú.' Estos son humo en Mi nariz, Fuego que arde todo el día. (Isaías 65:5)
El Fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: 'Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. (Lucas 18:11)
Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. (Lucas 15:28)
Aquel día no te avergonzarás De ninguna de tus acciones Con que te rebelaste contra Mí. Porque entonces Yo quitaré de en medio de ti A los que se regocijan en tu orgullo, Y nunca más te envanecerás En Mi santo monte. (Sofonías 3:11)