Nueva Biblia Latinoamericana
¡Una voz! ¡Mi amado! ¡Miren, él viene, Saltando por los montes, Brincando por los collados! (Cantares 2:8)
Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo. ¡Miren, se detiene detrás de nuestro muro, Mirando por las ventanas, Espiando por las celosías! (Cantares 2:9)
Mi amado habló, y me dijo: 'Levántate, amada mía, hermosa mía, Y ven conmigo. (Cantares 2:10)
Pues mira, ha pasado el invierno, Ha cesado la lluvia y se ha ido.
Han aparecido las flores en la tierra; Ha llegado el tiempo de podar las vides, Y se oye la voz de la tórtola en nuestra tierra. (Cantares 2:12)
La higuera ha madurado sus higos, Y las vides en flor han esparcido su fragancia. ¡Levántate amada mía, hermosa mía, Y ven conmigo!'" (Cantares 2:13)
Paloma mía, en las grietas de la peña, En lo secreto de la senda escarpada, Déjame ver tu semblante, Déjame oír tu voz; Porque tu voz es dulce, Y precioso tu semblante." (Cantares 2:14)

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Cantares 2:11 - Referencia Cruzada

El segundo ¡ay! ha pasado; pero el tercer ¡ay! viene pronto. (Apocalipsis 11:14)
Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz Y la gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti. (Isaías 60:1)
Tiempo de llorar, y tiempo de reír; Tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar; (Eclesiastés 3:4)
porque antes ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor; anden como hijos de luz. (Efesios 5:8)
Y en aquel día dirás: "Te doy gracias, oh SEÑOR, Porque aunque estabas enojado conmigo, Tu ira se ha apartado Y me has consolado. (Isaías 12:1)
El ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad en sus corazones, sin embargo el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. (Eclesiastés 3:11)
Hablen al corazón de Jerusalén Y díganle a voces que su lucha ha terminado, Que su iniquidad ha sido quitada, Que ha recibido de la mano del SEÑOR El doble por todos sus pecados." (Isaías 40:2)
Porque como a mujer abandonada y afligida de espíritu, Te ha llamado el SEÑOR, Y como a esposa de la juventud que es repudiada," Dice tu Dios. (Isaías 54:6)
Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados. (Mateo 5:4)