Ciertamente la opresión enloquece al sabio, Y el soborno corrompe el corazón.
(Eclesiastés 7:7)Mejor es el fin de un asunto que su comienzo; Mejor es la paciencia de espíritu que la arrogancia de espíritu.
(Eclesiastés 7:8)No te apresures en tu espíritu a enojarte, Porque el enojo se anida en el seno de los necios.
(Eclesiastés 7:9)No digas: "¿Por qué fueron los días pasados mejores que éstos?" Pues no es sabio que preguntes sobre esto.
Buena es la sabiduría con herencia, Y provechosa para los que ven el sol.
(Eclesiastés 7:11)Porque la sabiduría protege como el dinero protege; Pero la ventaja del conocimiento es que la sabiduría preserva la vida de sus poseedores.
(Eclesiastés 7:12)Considera la obra de Dios: Porque ¿quién puede enderezar lo que El ha torcido?
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Eclesiastés 7:10 - Referencia Cruzada
Entonces Gedeón le respondió: "Ah señor mío, si el SEÑOR está con nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están todas Sus maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: '¿No nos hizo el SEÑOR subir de Egipto?' Pero ahora el SEÑOR nos ha abandonado, y nos ha entregado en mano de los Madianitas."
(Jueces 6:13)Pero la tierra se había corrompido delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
(Génesis 6:11)¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos ? ¡De ninguna manera! Porque ya hemos denunciado que tanto Judíos como Griegos están todos bajo pecado.
(Romanos 3:9)El SEÑOR ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres Para ver si hay alguien que entienda, Alguien que busque a Dios.
(Salmos 14:2)Así dice el SEÑOR: "¿Dónde está esa carta de divorcio Con la que repudié a su madre? ¿O a cuál de Mis acreedores los vendí? Por causa de sus iniquidades ustedes fueron vendidos, Y por sus transgresiones fue repudiada su madre.
(Isaías 50:1)sino que ciertamente cumpliremos toda palabra que ha salido de nuestra boca, y quemaremos sacrificios a la reina del cielo, derramándole libaciones, como hacíamos nosotros, nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces teníamos bastante alimento, prosperábamos y no veíamos mal alguno.
(Jeremías 44:17)